Opinión

TRABAJO Y VIDA PERSONAL

Hoy querría ocuparme de la conciliación entre la vida personal y la vida profesional o, más concretamente, de la integración de ambos ámbitos. Y querría hacerlo a colación de un artículo aparecido en el sitio web de la Harvard Business Review, una publicación que, con toda justicia, pasa por ser una referencia ineludible en el mundo del 'management'.


El artículo en cuestión, firmado por Ron Ashkenas, arranca de una anécdota personal: durante sus vacaciones, el autor realiza una llamada telefónica por motivos profesionales a dos interlocutores que, casualidades de la vida, también están disfrutando de unos días de merecido descanso. Y, a partir de ahí, el autor constata que cada vez es más frecuente que la vida profesional irrumpa en nuestra vida personal y que, en sentido contrario, nuestra vida personal se deje sentir también en nuestra vida profesional. Vamos, que una llamada a un cliente un día de vacaciones no tiene por qué ser una excentricidad, del mismo modo en que una llamada a casa a media mañana para interesarse por la fiebre de un hijo tampoco tiene por qué ser una concesión a la pereza.


En suma, Ron Ashkenas aborda en su artículo una realidad innegable: cada vez es más difícil deslindar el trabajo y la vida personal. El mercado es cada vez más exigente, las empresas esperan más de sus empleados y los clientes reclaman que aquéllas sean más flexibles y que se adapten mejor a sus circunstancias. Y todo eso se traduce inevitablemente en la desaparición de las fronteras entre el trabajo y 'todo lo demás'. Para bien o para mal, ya no hay solución de continuidad entre ambas realidades y sólo cabe gestionarlas de una manera integrada.


Me ha gustado la reflexión del autor por lo novedoso de su planteamiento al advertir que, en nuestros días, trabajo y vida personal son dos hebras más de un mismo tejido y que ya no es posible separarlas. Y porque, más allá de eso, extrae una consecuencia de cara al futuro: ya no nos debemos ocupar tanto del equilibrio entre trabajo y familia, sino de la manera en que gestionemos armónicamente esas dos dimensiones vitales. Y para ello, según el autor, tendremos que perseguir nuestras metas en ambos ámbitos, olvidándonos de los horarios rígidos y, sobre todo, de una compartimentación que ya no existe.

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