Opinión

Andalucía decide su futuro

Se celebran las elecciones andaluzas este domingo con los nervios de los candidatos a flor de piel. Todo es impredecible, imposible hacer pronósticos basados en comportamientos anteriores. Dos nuevos partidos han irrumpido con fuerza en el panorama electoral, Podemos y Ciudadanos, por eso es impredecible el resultado. Por otra parte, el reparto de votos en un mayor número de partidos, convierte en labor prácticamente imposible alcanzar mayorías absolutas como las que en tiempos logró Manuel Chaves; y al ser labor prácticamente imposible, las especulaciones sobre posibles pactos han formado parte del debate electoral y se han convertido en un juego en el que se ha tenido más en cuenta la percepción de lo que podía producirse, que los datos sobre las intenciones de quienes salen a la arena con posibilidades serias de ser presidente –o presidenta- de la Junta en la próxima legislatura autonómica.

Susana Díaz cuenta con más papeletas que cualquiera de sus rivales para mantenerse en el cargo; de hecho adelantó un año las elecciones para conseguir revalidarse como jefe de gobierno, ser elegida. Es presidenta gracias a que Griñán decidió dimitir acosado por el escándalo de los ERE y la designó sucesora. Sin embargo, una vez disuelto el parlamento y señalada la fecha electoral, la aparición de Podemos y Ciudadanos convierte la aventura electoral en un reto más alto, más difícil de alcanzar, que el que probablemente suponía; aunque la presidenta andaluza no se caracteriza precisamente por mostrar debilidad ante las dificultades. Sin embargo es evidente que Podemos y Ciudadanos le arañan votos, y es evidente también que su principal adversario, el popular Juanma Moreno, ha acortado distancias en las últimas semanas. No tanto como para ganar las elecciones, o eso indican todos los sondeos, pero sí como para que esta contienda no sea para Susana Díaz un paseo militar, una batalla a ganar sin grandes dificultades.

SUSANA DÍAZ

Díaz ha insistido en su perfil cercano a la gente, con una campaña exhaustiva diseñada para aparecer como una andaluza de biografía inequívocamente del sur pero también andaluza de corazón. Uno de sus objetivos era deshacerse del perfil de candidata nacional que se empeñaban en buscarle destacados miembros de su partido a los que no acaba de convencer Pedro Sánchez y veían en Díaz una candidata más sólida y con mayores posibilidades de ganar a Rajoy las elecciones; por otra parte esa idea, que Díaz abandonaría Andalucía nada más ganar las elecciones para presentarse a las primarias que el PSOE pretende celebrar en julio, ha sido utilizada por los partidos de la oposición para restarle méritos de cara a las elecciones de este domingo; que Susana Díaz utilizaba las elecciones andaluzas como trampolín para las generales era el mantra acuñado sobre todo por el PP. Sin embargo ha logrado quitarse ese sanbenito de encima, no solo por su insistencia en que será presidenta de los andaluces con todo su empeño sino porque el propio Felipe González ha salido en su ayuda al declarar que tiene la profunda convicción de que Díaz no dejará Andalucía. De momento. Qué ocurra en los próximos años será otra cosa.

Susana Díaz ha encontrado escollos en su camino, en su campaña. En el primer debate a tres, con Moreno y Antonio Maíllo, no fue la clara ganadora; y en el segundo, con sus constantes interrupciones a Moreno, que en algún momento rayaron en la mala educación, presentó un perfil autoritario que hasta ahora no se había visto en la presidenta. Aún así sale como clara ganadora, porque Moreno no convence al votante tradicional del PP que siempre ha buscado un perfil de mayor trayectoria política y profesional, no es además un político muy conocido en Andalucía y además fue elegido tarde y mal. Era un secreto a voces que la propia secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, se inclinaba por otro candidato. Aun así se ha volcado en una campaña en la que por primera vez se le ha visto cercano a la gente, ha contado con la ayuda inestimable de los pesos pesados del partido y del Gobierno empezando por el propio Rajoy, y ha logrado recortar puntos de la distancia que le separaban de Susana Díaz, hasta el punto de que en algún momento ha llegado a acariciar la idea de que podía conseguir ser presidente si contaba con la ayuda de Ciudadanos. Un sueño que hoy por hoy parece imposible, porque tendría que lograr un resultado muy por encima de lo que hoy indican las encuestas, y porque además Ciudadanos tendría que estar por la labor de pactar con el PP. Aparte de que el partido de Rivera tendría que alcanzar un número verdaderamente importante de parlamentarios para que salieran las cuentas.

ANGUITA APUESTA POR PODEMOS

El tercer partido en discordia por su largo historial en Andalucía, Izquierda Unida, podría verse superado por Podemos e incluso por Ciudadanos. Su candidato, Antonio Maíllo, está haciendo un esfuerzo considerable para mantener el voto de izquierda, pero se le escapa de las manos. Ha tenido mala suerte en su campaña: invitó a Julio Anguita para que participara en uno de sus mítines, y el histórico dirigente de IU, todo un referente de su mejor historia, no dudó en mostrarse partidario de la conjunción de los partidos a la izquierda del PSOE “y no nombro solo a Podemos”. Si a eso se suma que el emergente y malagueño Alberto Garzón también defiende la misma línea, es fácil predecir que gran parte del voto andaluz de IU irá directamente al partido que podría acabar absorbiendo a una IU en situación crítica. Podemos es el partido de moda en los últimos meses y también la gran incógnita. Podemos tiene fuerza, Pablo Iglesias se consolida como líder y a sus seguidores no les afectan ni las noticias sobre corrupción en la que han caído algunos de sus dirigentes ni tampoco los lazos con los dirigentes que han llevado Venezuela al desastre. Es un voto de rechazo visceral a los partidos convencionales y no importa la conducta de sus dirigentes.

En cuanto a Ciudadanos, su dirigente máximo cae bien aunque su candidato andaluz en cualquier otro partido no lograría un solo voto, su curriculum es irrelevante, concejal de Sanlúcar y con escaso carisma, y lo que ven los andaluces en Ciudadanos es un Albeert Rivera que se expresa muy bien y que ha plantado cara, como nadie, al independentismo catalán.

Algunos dirigentes del PP –Antonio Sanz, Rafael Hernando- le han hecho además un favor al acusarle de catalán: acusación que ha provocado aún más simpatía hacia Rivera cuando sus adversarios no han encontrado más argumentos para tratar de vapulearle. En el “haber” de Ciudadanos se cuenta que ha provocado la práctica desaparición de UPyD, a pesar de que Rosa Díez ha trabajado de forma muy activa en la campaña andaluza. Pero el declive de su formación política parece irremediable. Entre otras razones por la capacidad de Albert Rivera de haber dado un pulso inimaginable a Ciudadanos al convertirlo en partido nacional.

Este domingo se eligen los 109 diputados al parlamento andaluz. Solo entonces se verán las posibilidades que tiene Susana Díaz de revalidar su mandato. A los quince días de que se constituya el nuevo parlamento el que gane las elecciones del día 22 tendrá que presentar su propuesta de gobierno.

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