Opinión

¿ESTUDIANTES, DELINCUENTES, ANTISISTEMA?

Son delincuentes, no antisistema', comentó a los periodistas un mosso de squadra al día siguiente del vandalismo que se vivió en algunas calles de Barcelona y que provocaron imágenes que para desgracia de España han dado la vuelta al mundo. Una de ellas mereció incluso la portada del New York Times, y la CNN las ha difundido por su canal internacional varias veces poniendo el acento en la envergadura de los disturbios. Los propios estudiantes del instituto Luis Vives de Valencia reconocían que habían encontrado en su manifestación de protesta a un número considerable de personas que no tenían nada que ver con ellos, y han sido muchos los estudiantes de las universidades de Barcelona que se han quejado de que habían sido instrumentalizados por personas ajenas a su colectivo, se han quejado de que habían bloqueado el acceso a la universidad personas relacionadas con movimientos urbanos y, al ver el cariz de los acontecimientos, han pedido que se ponga punto final a las jornadas de manifestaciones que se habían programado al ver la deriva de las protestas.


Las fuerzas de seguridad han encontrado a algún detenido manuales de comportamiento propios de la guerrilla urbana, y han reconocido entre los manifestantes a viejos 'conocidos' del movimiento okupa en Barcelona. Un movimiento muy activo en esa ciudad en los últimos años, hasta el punto de que ha atraído a gente de otros países.


Han actuado con una violencia ante los desalojos que no se habían conocido antes. Explican los mossos que han encontrado trampas muy peligrosas al cumplir las órdenes judiciales de desalojo: puertas electrificadas, recipientes con gasolina, vidrios rotos en los suelos, y grandes agujeros cubiertos con alfombras. Nada que ver con la respuesta que podrían tener familias o colectivos que, por falta de medios económicos, decidieran alojarse pacíficamente en pisos vacíos.


La mecha de las manifestaciones de los últimos días en Valencia y Barcelona la encendieron los recortes a la Educación aprobados por los respectivos gobiernos regionales, pero una vez encendida varios movimientos trataron de sacar tajada de las manifestaciones estudiantiles. En Barcelona, dicen los mossos, queda un núcleo perfectamente adscrito al movimiento 15-M que la primavera pasada se plantaron durante varias semanas en varios puntos de la ciudad, y que finalmente fueron desalojados por la fuerza pública. Por otra parte protagonizaron un asalto al parlamento de Cataluña de una violencia inusitada y que provocó que el propio presidente de la Generalitat y varios diputados tuvieran que entrar en el recinto en helicóptero, una imagen muy humillante que obligó a tomar medidas expeditivas: el consejero de Interior Felip Puig ordenó la creación de un grupo especial de agentes dedicados a investigar y neutralizar los grupos urbanos.


Algunos personajes de estos grupos han participado en los disturbios que se han producido en Barcelona al hilo de las manifestaciones estudiantiles, aunque en la propia consejería confiesan que los actos vandálicos que han dado la vuelta al mundo, como el asalto a una sucursal de un banco amenazando a uno de sus empleados, tras romper las lunas con adoquines, parecían protagonizadas por estudiantes que se envalentonaron con la propia algarada surgida en la manifestación, con quema de algún automóvil, contenedores y parquímetros. Los mossos analizan las cámaras de seguridad de la sucursal para identificar a los culpables.


En Valencia lo que ha provocado más escándalo ha sido la politización de las manifestaciones de estudiantes de secundaria, que estuvieron 'trufadas' por personas relacionadas con movimientos radicales. Se han identificado a algunas de ellas, y ha aparecido gente del entorno de Compromis, el grupo que acudió a las elecciones generales en la candidatura ecologista Equo, y que consiguió un escaño en el Congreso de los Diputados; se ha identificado también a una persona perteneciente al grupo 'Actuable' con historial cercana al Psoe pues había sido asesor de Elena Valenciano, y también 'Anonymus' se ha dejado ver, además de publicar encendidas soflamas de apoyo a los manifestantes a través de internet.


Las manifestaciones valencianas dejaron pronto de estar protagonizadas por estudiantes, capitalizadas finalmente por cabecillas de grupos urbanos muy conocidos por la policía, y que han pasado los últimos días de 'sentada' ante el edificio en el que vive la alcaldesa Rita Barberá, a la que reciben con insultos cada vez que aparece en su domicilio, una actitud muy alejada de la que mantendría quien protesta por lo que considera precariedad en la enseñanza.


Alfredo Pérez Rubalcaba se ha indignado ante las acusaciones de que su partido alentaba las algaradas callejeras y los actos de violencia, advirtiendo que el Psoe se limitaba a apoyar a los sindicatos en su protesta por la Reforma Laboral del gobierno de Rajoy. Tiene derecho a indignarse, pero podría haber evitado las acusaciones de apoyo a los violentos con un simple toque a la dirección de su partido en Valencia: Jorge Alarte y Carmen Alborch participaron en las manifestaciones de protesta en las que visiblemente se habían incrustado personas que no tenían ninguna relación con los estudiantes. Pero Alarte fue más lejos: invitó a uno de los dirigentes de los movimientos urbanos, Alberto Ordóñez, a seguir desde la tribuna de invitados una sesión en el Parlamento de Valencia. Ordóñez, detenido en varias ocasiones por su actitud violenta, se autocalifica como simpatizante de Amaiur, de Hugo Chávez y de Fidel Castro.


No parece la persona más indicada para ser invitado del Psoe de Rubalcaba en ninguna institución democrática.

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