Opinión

La heterodoxa campaña de Esperanza

Invitó a Mariano Rajoy a participar en su campaña con un paseo en bicicleta, y ella apareció en el parque Madrid Río con una camiseta amarilla. No fue casual. Las palabras maillot y ganador estuvieran en boca de todos. Nada es improvisado en la campaña de Esperanza Aguirre. Nada.

Cuenta con un equipo excelente y sobre todo cuenta con ella misma, con su intuición, su empatía y su capacidad de conectar. Lo que hace Aguirre para intentar ser alcaldesa de Madrid tiene a los candidatos de todos los partidos, de todas las provincias, con los focos puestos en la capital.

Mariano Rajoy siempre dijo que era más importante la alcaldía de Madrid que cualquier otro alto cargo, incluidos los ministros. Por eso en su entorno nadie dudó que si no se producía una causa mayor que lo impidiera, Esperanza Aguirre sería la candidata. Hace meses que los dos hacen esfuerzos por llevarse bien. Ella, porque deseaba con toda su alma esa candidatura y así lo admitía en privado. Él, porque sabía que la única persona del partido capaz de lograr un buen resultado electoral era Aguirre, aunque la aparición de dos nuevos partidos con importante respaldo, Podemos y Ciudadanos, convertían en tarea imposible la mayoría absoluta. Pero con Aguirre se conseguirían más votos que con cualquier otro rostro en el cartel. Le buscó además Rajoy una buena compañera de equipo, Cristina Cifuentes, como candidata a la presidencia del gobierno autonómico. Se complementan y Cifuentes tiene gancho. No son íntimas amigas pero se llevan bien y sobre todo se respetan mutuamente.

EL PERRO TUITERO

Aguirre tiene un hombre de confianza al frente de su campaña, el parlamentario Íñigo Henriquez de Luna, pero sobre todo ha elegido a una excepcional jefa de campaña de comunicación, la periodista Isabel Gallego, que trabajó con ella toda su etapa como presidenta de la comunidad madrileña.

La comunicación es la clave, y Gallego, que conoce a Aguirre como nadie, ha diseñado una estrategia que provoca que todos los días Aguirre tiene espacio en los medios madrileños, en los españoles … y en los extranjeros. Entre las dos estudian qué se puede hacer para llegar más a los votantes, y están de acuerdo que cuando el acto de campaña es plano, nada como provocar una fotografía que convierta ese acto en noticia. Por ejemplo el paseo en bici con Rajoy, al que se impuso Aguirre con su “maillot amarillo”; otro: un paseo anodino por el Parque del Retiro acaparó portadas porque la candidata no dudó en subirse a una barca y coger los remos; un tercero: a una reunión con propietarios de mascotas para hablar de la necesidad de atenderlas como merecen, Esperanza Aguirre acudió con su jack russell “Pecas”. Sentada en una cafetería explicó que hace años su marido llegó con él a casa y Aguirre le planteó que el perro o ella. Hoy soy yo la que más me ocupo de Pecas”, del que contó que es tuitero con más de mil seguidores, que le gustan los collares con la bandera española, y que gracias a sus paseos con “Pecas” tiene oportunidad de ver cómo está Madrid y escuchar los problemas de la gente.

LOS MEDIOS EXTRANJEROS

Antes de iniciarse oficialmente la campaña, la candidata tuvo la sensación de que no conseguía suficiente eco en los periódicos que más le importaban. En unos casos, porque los cercanos a Mariano Rajoy le daban poca cancha, en el caso de los más distantes del PP, porque dar excesivo espacio a Aguirre restaba presencia a los candidatos de los partidos que les son más afines. Isabel Gallego se puso a trabajar con el teléfono móvil y diseñó un plan: a los pocos días un periódicos alemán dedicaba un reportaje a la aspirante a la alcaldía madrileña, después fueron el Telegraph y la revista Newsweek, más tarde una televisión francesa, y antes del día D, del 24, ya hay preparados reportajes en el Wall Street Journal y la BBC. El efecto “rebote” en España ha sido espectacular, la mayoría de los medios han recogido los comentarios en el extranjero.

Ha aportado a la precampaña un sofá inflable, tipo chester, que transporta una furgoneta de un lado a otro. Aguirre decide dónde bajarlo. Se coloca en la calle, en un parque, en una plaza, ella se sienta e invita a los transeúntes a que le transmitan sus impresiones. Hay cola. Da una larga cambiada cuando le preguntan por los casos de corrupción, recuerda que cesó fulminantemente a los cargos implicados en la Gürtel en cuanto tuvo indicios de delito. Reconoce en cambio que no “olió” que su hombre de confianza, Francisco Granados, no era trigo limpio. Da caña a su rival Manuela Carmena, aunque no dudó en pedirle disculpas cuando contó lo que no era cierto, que había accedido a la judicatura a través del cuarto turno. Pero se empecina en acusar a su marido de alzamiento de bienes.

A pesar de su campaña heterodoxa y rompedora, Aguirre considera que su principal aval - además de su capacidad de hacer que la gente la sienta muy cercana- consiste en defender sin complejos los valores que han sido seña de identidad del PP, el derecho a la vida, la atención a las víctimas del terrorismo, ciertos principios morales que el ala más progresista del PP considera caduco. Con esa actitud, que no es hipócrita porque responde a la que ha mantenido siempre, en cierto sentido ha taponado el agujero por el que se escapaban centenares de miles de votantes del PP que, decepcionados por el gobierno de Rajoy, se iban hacia Ciudadanos o hacia la abstención. Aguirre se convierte así en una especie de frasco de las esencia del PP mientras otros candidatos de su partido tratan de presentar una imagen más progresista.

Con ana botella

No oculta que sus relaciones con Ana Botella, hoy, son casi inexistentes. Botella se sintió ofendida cuando Aguirre declaró que entre sus prioridades estaba acabar con la suciedad de Madrid. A Aguirre no le gustó que Aguirre dijera que ella había boicoteado a la gente de su equipo en las candidaturas a la alcaldía y al parlamento autonómico. Las relaciones con Rajoy, sin embargo, han cambiado. Y para bien. Lo que no significa que en el futuro no vuelvan a tener enfrentamientos, nunca en público. Al presidente le gusta cómo ha dado un vuelco a las encuestas, le asombra la campaña que está haciendo, y cuenta algún colaborador de Rajoy que le divierten algunas de sus iniciativas.

Además de protagonizar una campaña que desde toda España se sigue con interés porque es muy particular, fuera de lo común, nunca se sabe por qué registro puede salir Esperanza Aguirre. Siempre ha dicho lo que se le ha pasado por la cabeza, sin considerar si provocaba un problema al partido o abría una polémica con algún dirigente del PP.

Gallego, cuando era su directora de comunicación en el gobierno madrileño, solía decir que mientras la mayoría de los jefes de prensa intentaban siempre que sus jefes o jefas salieran lo más posible en los medios, ella en cambio se pasaba el día tratando de contener que la presidenta no fuera carne de cañón de los medios por declaraciones políticamente incorrectas.

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