Opinión

Toca retratarse

El próximo lunes Susana Díaz presentará su programa de gobierno para Andalucía y se someterá al veredicto de los partidos con representación parlamentaria.

Hasta ahora se tenía la idea de que la presidenta en funciones alargaría los plazos hasta después del 24 de mayo, para abrir así el abanico de la negociación: con los resultados de las municipales en la mano, era más fácil llegar a acuerdos entre partidos que necesitarían el apoyo de otros para hacerse con los ayuntamientos en los que no habían logrado mayoría absoluta.

Sin embargo lo que ahora pretende transmitir el PSOE es que Susana Díaz quiere y puede negociar con los restantes partidos teniendo solo en cuenta la gobernabilidad regional, sin entrar en el toma y daca municipal.

Es la hora de las componendas, la hora de retratarse, de quitarse las caretas, de poner exigencias sobre la mesa o de ofrecer los votos a cambio de algo. Susana Díaz dijo siempre que no piensa gobernar en coalición, sino que pretende pactar con unos y con otros según lo necesite. Así se gobernó en España durante años y fue bien. Lo que ocurre es que aquellos tiempos pasaron, las prácticas no son las mismas ni tampoco los protagonistas, y la mayoría de los políticos ansían el poder de forma desaforada y se matan no ya por una consejería, sino por una dirección general o la presidencia bien remunerada de un organismo oficial. Aunque su partido no entre en una coalición.

En esta peripecia del “retrato”, habrá que estar atentos a los pasos de cada partido. Podemos, que abominaba de lo que llaman “casta”, quizá caiga en la tentación de formar parte de ella para tocar poder. Díaz, que no tenía ninguna simpatía por Podemos –Pedro Sánchez no pone en cambio tan mala cara a la formación de Pablo Iglesias-, ahora podría caer en la tentación de dejarse querer por aquellos que hasta hace nada consideraba un partido muy alejado de lo que ella defiende. Ciudadanos –o más bien habría que decir Albert Rivera, porque ahí no hay partido sino un dirigente único, sólido y que cae bien a su derecha y a su izquierda- podría dejarse querer también para que algunos de sus dirigentes puedan empezar a asumir responsabilidades políticas.

Rivera sabe perfectamente que hasta ahora no cuenta más que con un grupo de neófitos en los que se advierte a la legua que muchos se mueven solo por oportunismo. Y en el PP no interesa de momento llegar a ningún tipo de componenda con Díaz. Lo que le vendría bien es que Díaz aguantara en funciones hasta el 24 de mayo, para negociar después alcaldías en las que no hubieran alcanzado la mayoría deseada.

El panorama andaluz es apasionante. No solo por ver cómo respiran unos y otros en la investidura, sino porque los pasos que se den en esa comunidad impregnarán la política nacional.

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