Opinión

El derecho a elegir

Por lo que se ve, vamos a tener que volver a las urnas otra vez para tratar de elegir a las personas que consideramos más idóneas para que lleven las riendas del país en los próximos años. No es extraño que estas cosas sean tan complicadas, cuando comprobamos lo difícil que resulta entendernos en pequeños grupos, ya sea en una peña, un club, empresa, comunidad de propietarios, familia, etc., cuanto más a niveles de una nación tan compleja como la nuestra.

Como en todos los derechos, el de elegir está sometido a una serie de condiciones, físicas, intelectuales o económicas que hacen que el ejercicio de esta facultad no resulte a veces tan sencillo. Incluso a la hora de elegir a nuestros representantes políticos que, en principio, no debiera tener muchas complicaciones para poder hacerlo libremente, las tiene; de esta forma, comprobamos que los que viven en una zona, tienen una formación determinada, o un cierto nivel económico, votan mayoritariamente a la opción tal; y los que viven en otro barrio y tienen otras condiciones, votan a la opción cual; por lo que podemos deducir que hasta en esto, no somos tan libres como pueda parecer.

Siempre que puedes, eliges a tus amigos, pareja, trabajo, aficiones, etc. y tratas de poner cuidado en no equivocarte en la elección porque todos sabemos que de esta elección puede depender todo; en un trabajo puedes encontrar el equilibrio y la tranquilidad y en otro, tal vez lo contrario, con una persona puedes ser feliz y con otra desgraciado, a una puedes amar y a otra aborrecer, con una puedes vivir y con otra puedes morir, es así de trascendente la opción de elegir..

Ante las nuevas elecciones, lo primero que tenemos que reprochar a los legisladores es como no han logrado encontrar todavía la solución para que no se repitan situaciones como ésta en la que nos vemos obligados a repetir las elecciones sin descartar que volvamos a estar en una situación similar a la que teníamos anteriormente. En el mundo del fútbol encontraron el sistema para no tener que repetir los partidos, decidirlos por penaltis o incluso lanzar una moneda al aire en situaciones equilibradas. El Atlético de Madrid se acaba de clasificar, frente al Bayer de Munich, para la final europea aunque no hubo diferencia en el tanteo, simplemente porque se ha convenido que los goles en campo contrario valen lo doble. Sencillo, todos lo aceptamos y no hay conflictos, pues algo así habría que acordar en el Parlamento, llamémosle segunda vuelta, darle más posibilidades al partido más votado, lo que sea, todos lo aceptaríamos, como en el fútbol, cualquier fórmula sería válida para evitar este bochornoso espectáculo y esta pérdida de tiempo y de dinero en el lento camino hacia la tan deseada madurez política porque, como en la cultura y en la educación, la democracia no se improvisa.

De todas formas quisiera ver algo positivo en esta situación de inestabilidad y es que estamos viendo una cura de humildad en los protagonistas que lideran las distintas opciones políticas pidiendo perdón por las esquinas por los errores cometidos y que contrasta con la de aquellos tiempos, no tan lejanos, en las que, por poner un ejemplo, un tal Sr. Aznar decía que no sabía perder, con un par, que era un triunfador nato. Quien se lo iba a decir a este ex inspector de Hacienda que, una de dos, o ya no sabe hacer una declaración de la renta, o si lo sabe, es que pretendía defraudar. Está visto que los políticos no saben ser ricos. Es más, no debieran ser ricos Que aprendan de nuestro paisano Amancio Ortega, un rico de verdad, que nunca ha querido saber nada de política ni de políticos, ni a concejal de Arteixo se postuló que estoy seguro barrería, es más, por lo que veo, no le gusta acudir a recepciones ni a viajes reales ni hacer uso de las famosas puertas giratorias tipo Abengoa y vecinos, porque un empresario de verdad no necesita ayudas de esa clase, ni tiene que abrir una sociedad pirata en Panamá. Eso se lo deja para estos cutres y cagados nuevos ricos, pero al fin pobres, sobre todo de espíritu.

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