Opinión

Limpias, pero menos

Las denuncias judiciales de Manos Limpias siempre desprendieron un tufo de oportunismo, por su pretensión de ser el perejil de todas las salsas judiciales. Allí donde había un escándalo en ciernes, allí que se presentaban como acusación particular. Y ahora se ve que lo que pretendía ser un ariete contra la corrupción también la llevaba presuntamente en sus genes y su intención era sacar réditos económicos si se retiraban del proceso.  

Algo parecido pasaba con Ausbanc, que arrastra la paradoja de financiarse con la publicidad de los bancos de los que supuestamente defendía a los usuarios de banca. Las acciones populares y la defensa de los clientes son una necesidad. Solo hace falta que quien las ejecute esté limpio.  Sin sombra de corrupción.

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