Matar, políticamente, a un adversario mediante el retoque de las fotografías en las que aparecían es tan viejo como el estalinismo, que ya practicaba ese rudimentario Photoshop,, con Trotsky por ejemplo. La última víctima de la desaparición fotográfica ha sido el exconseller de Empresas catalán, Santi Villa, que se bajó de la DUI el día antes de la estación término del 155 y que no aparece en la nueva foto del "Govern legítimo", el que se encuentra a caballo entre Bruselas y la cárcel. El asunto tiene su lógica por cuanto si has dimitido ya no perteneces al club. Lo normal en estos casos es volver a posar en la escalera o a la puerta de la institución para dejar constancia ante la historia. Pero dado que no pueden, por razones obvias, habría sido mejor que se decidieran por otro tipo de montajes menos y que no mostrara tan a las claras las reminiscencias manipuladoras y que dejara tan en evidencia la actuación del independentismo.
