Opinión

A toro pasado

Las risas se tienen que estar escuchando en los desiertos remotos y las montañas lejanas después de haber visto como en Bruselas, París y otras ciudades suspendieron las celebraciones de fin de año para evitar hipotéticos atentados terroristas. A toro pasado es fácil asegurar que los terroristas no han logrado sus objetivos. O sí, porque las costumbres y tradiciones se han alterado y la gente se ha quedado en casa cuando tenía que estar en la calle celebrando la llegada del año nuevo. Lleva razón el jefe de los servicios secretos belgas al afirmar que no se puede vigilar a todos los sospechosos todo el tiempo. Para suplir esa deficiencia está el valor cívico y la fortaleza democrática. No ha pasado nada y es motivo de satisfacción. Pero algo hemos perdido.

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