Opinión

5.018 días, Manuel

Significaron pocos días para algunas cosas, pero fueron más que suficientes para otras muchas. Porque, cuando en el transcurso de este tiempo sólo se piensa cómo conseguir un Ourense mejor, dándole vueltas a la cabeza, el tiempo huye. Y hoy puedes afirmar -yo así lo creo- que has dejado un Ourense mejor, una Diputación a punto y en condiciones de poder ser gestionada eficientemente y un partido ciertamente renovado y en el que cada pieza sabe su rol. Siempre pensando en el interés general de todos y cada uno de los ourensanos. Y eso no quita que siempre habrá esa minoría que estaba al acecho, esperando tu voluntario paso al lado para hacerse notar. ¡Sí!, Manuel. La política es inseparable de la disposición al compromiso, y, como dice Daniel Innerarity, la política es fundamentalmente un aprendizaje de la decepción y está incapacitado para la política quien no haya aprendido a gestionar el fracaso o el éxito parcial, porque el éxito absoluto no existe. Contigo el éxito fue mayoritario.

Bueno para ti, Manuel, pero para suerte de Ourense, llegaste aprendido a la política en aquel final de enero del 2010. No tuviste necesidad alguna de pasar por ningún aprendizaje de la decepción; por eso estoy en condiciones de aseverar, por lo vivido bastante cerca de ti, que todos y cada uno de los 5.018 días de tu presidencia en el PP de Ourense, el partido que más se parece a los ourensanos, fueron pensando en ellos, por el bien general de todos, ya que sabías que logrando tales pretensiones, el retorno de credibilidad política sería una máxima. Y ¡acertaste! En esos 5.018 días hubo quince procesos electorales –locales, autonómicos, nacionales, europeos-, que se tradujeron en otras quince inapelables victorias electorales; algunas batiendo récords a nivel gallego y nacional. ¡No!, no fueron fruto de la casualidad, Manuel. Había, hubo, un líder que supo ejercer como tal, orientando, dirigiendo, planificando y ejecutando durante todas las campañas electorales, en esa sala de máquinas en las que se convertía la sede del PPdeOU… y así los resultados no se hacían de rogar, ¡llegaban!

¿Que pudo haber errores? ¡Evidentemente! Los políticos, como dejó dicho Anguita, no proceden de Marte, son terrestres y humanos y son reflejo de los ciudadanos. Y, además, el éxito absoluto no existe; aunque poniéndolo en el fiel de la balanza, el peso del acierto es más que evidente. Manuel, estarás conmigo en que los éxitos alcanzados –quince victorias en otros tantos procesos electorales- no fueron regalos de los ciudadanos, supusieron conquistas que apreciaron los ourensanos. Lo has dicho en tu emocionante discurso de despedida en la Xunta Directiva provincial: “También hubo errores”. Pero nos quedamos, al menos ¡yo me quedo!, con los aciertos, que fueron gran mayoría. Y como el futuro lo contemplo como la renta más cuantiosa de la imaginación, es deseo que en el futuro los resultados de la provincia se puedan contar con las mismas incontestables victorias, ya que será signo inequívoco de que lo seguiremos haciendo muy bien, aunque tú y yo, y algún otro, no estemos en primera línea. Lo importante es siempre el partido, tal y cómo dices frecuentemente, también en la noche de la última Xunta Directiva que presidiste: “No hay gobierno sin partido”. Ya sabemos que los hay atrevidos, por interesados, que en momentos de conveniencia entiendan que sí puede haber gobierno sin partido, y hasta recurran a independientes para las listas electorales, con el consiguiente enfado de la militancia.

Tu renuncia te hace más grande, Manuel. Posibilitar una transición tranquila, después de 5.018 días, con tantas victorias abrumadoras como procesos electorales hubo en ese periodo de tiempo, no está al alcance todos los políticos ni de todas las formaciones. Por lo que te digo, alto y claro: ¡Gracias! No te olvidaste jamás lo que yo mencioné alguna vez, aunque ahora lo aplicarás en tu justa dosis: “Libertad y democracia significan la participación y, por lo tanto, la responsabilidad de todos” (V. Havel). A esta responsabilidad apelo a ti, Manuel, y a todos.

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