Opinión

Cuando eran Iríbar y diez más...

Fuese y no hubo nada”, razonaba el clásico. Fue a base de preguntar, sin más intención que la de arrancar algo, pero buscando respuesta, a poder ser. ¡Nunca se hace una pregunta en vano!, sobre todo si toca a la política desde que comienza el momento preelectoral. Sale el deseo de saber desde la curiosa espontaneidad… y remedando a Alsina “les voy a decir una cosa”: me atreví a preguntar, indisimuladamente, a un candidato a la Alcaldía de Ourense cómo sería su lista a la alcaldía, si continuista, sorpresiva, equilibrada, con algún pata negra, díscolos de esos que se van y regresan de salvadores. La respuesta simple, categórica, no se hizo esperar: “Mi lista a las municipales va a ser como la alineación del Bilbao en sus buenos tiempos, Iríbar y diez más”. Una vez a la luz, en nada se parece esa lista al Bilbao que consiguió Copas del Rey. Por supuesto que el Iríbar de turno es el amado líder de la respuesta, que deja bien a las claras la superioridad manifiesta ante sus compañeros de andanzas.

¿Cuándo se darán cuenta los líderes de las diferentes formaciones políticas de que son ellos y los demás? Nos gobiernan y nos gobernarán, en el caso de las municipales, el que lidera el equipo y el proyecto, y los demás que acompañan. Y los gobernados tenemos el derecho a conocerlos, saber su historial profesional, para el momento de depositar la confianza o no, saber a quiénes tendremos en las distintas áreas y concejalías. Tal y como está la política hoy, no resulta explicable que un afiliado-militante veterano de partido, habiendo tenido responsabilidades en esa formación, no conozca a la mitad de los integrantes de su lista. Ser gente representativa de la organización, formada políticamente en su seno, con el cariño de pertenencia a unas siglas y profesionalmente independiente, es lo ideal. Siempre una lista que represente social e ideológicamente al más amplio espectro del segmento de la población al que pertenece. Y ello no lo hará el sumo líder por si sólo. 

A partir de aquí aparecen muchas distopías, en las que con frecuencia caen nuestros preciados líderes, como la de Iríbar y diez más; y otros que, sin decirlo, con los hechos corroboran el absurdo. ¡Es que hay que captar para las listas independientes!, dice algún espabilado. ¿Sí?, puede ser independiente porque nunca tuvo la oportunidad de dar el paso, porque primero quiso arreglar su política particular para a continuación aportar a los demás y a la sociedad, o que lo hayan llamado porque el líder algo vio que le puede aportar, etc. Aunque son muchas las veces que se relega a gente de la casa –militantes-, después de haber trabajado en la formación, por otros que jamás dieron un palo al agua por unas siglas… Ejemplos a raudales. Al respecto recuerdo que un señor que capitaneaba una lista en las municipales de Ourense, en vista de que su formación política no pasaba por el mejor momento a nivel nacional, empezó a hablar de no hacer reuniones en la sede del partido y querer nutrir de gente independiente la lista. Por supuesto que encontró rápida respuesta, cuando alguien le espetó una respuesta de este tenor: “Si así lo crees preséntate como independiente”. ¡No lo hizo!, claro está.

¡Señores!, una vez más les recuerdo que no hay gobierno sin partido. Y si este aforismo no se cumple alguna vez –que sucede- el resultado son los populismos. Obsérvese a nivel estatal y en la ciudad de Ourense. El egoísmo, el yo mando y decido, no tiene recorrido en la política del “ars posibilis”. Y el resultado es el deterioro de las instituciones. ¿Y nadie se da cuenta que la humildad en política aporta y no está reñida con la autoridad? Yo así lo considero. Otros, no; prefieren poner la figura y a continuación los figurantes.

Te puede interesar