Opinión

La emoción de las expresiones o "arroutadas"

La emoción de las expresiones hace honor a esas expresiones que te impactan, ya sea tras su lectura o tras escucharlas; es lo opuesto a esa pseudoemoción que te dejan las “arroutadas”. La emoción de una expresión deja pegada, siendo un sello para el recuerdo, cual argamasa del pasado vivido, del presente sentido y un futuro esperado. Durante todo el periodo preelectoral y electoral, en total meses, abríamos la prensa local, la regional o las emisoras de radio y siempre estaban empapándonos de “emerxencia municipal” en la ciudad de Ourense. Esta expresión, relato de los grupos políticos alternativos a DO, fruto del malestar político municipal durante cuatro años, que culminó con los audios en plena campaña electoral, duró lo que dura un caramelo en las puertas de un colegio. Fue llegar al recuento del 28M, conocer los resultados y, en vez de dar solución a la tan cacareada como preocupante “emerxencia municipal”, sobre todo por parte de los autodenominados grupos progresistas, se pasó a la “emerxencia del sillón”. Cambiaron súbitamente las prioridades, las formas y el relato. Se extinguió la emoción de la manida expresión. Y aparecen las “arroutadas”; el si “me voy” y ya “no me voy”, como certificación de la política como arte de la provisionalidad.

¿Quién nos iba a decir que el 28M, en vez de aclarar el panorama político, nos traería más confusión y desazón en la ya descorazonadora política local?

Hoy nos encontramos ya en plena campaña electoral a las elecciones legislativas del 23 de julio y aún da que hablar la fase post “emerxencia del sillón”. Pero a las “arroutadas”, esa reacción brusca en la que se pierde el control sobre uno mismo, total o parcialmente, le suceden las peripecias propias de la actual campaña. ¿Quién nos iba a decir que el 28M, en vez de aclarar el panorama político, nos traería más confusión y desazón en la ya descorazonadora política local? Después de la “emerxencia municipal”, “arroutadas” y la “emerxencia del sillón”, para continuar con reacciones bruscas en la pérdida de control sobre uno mismo, al coincidir la convalecencia tras el 28M con el inicio preelectoral 23J. Y los ciudadanos, los vecinos, están confusos y no entienden lo que está ocurriendo, al comprobar que se invierten las prioridades prometidas. Y debido a ello llegan a aborrecer la política, a los partidos tradicionales y exclaman la manida y consabida “son todos iguales”, que ni es así ni es verdad.

La resaca de la noche electoral del 28M, y sus consecuencias, inciden hoy, hasta para continuar con “arroutadas” sobrevenidas

De lo dicho se entiende el titular de La Región del viernes 7 de julio, primer día de campaña, bajo el titular: “Comienza la campaña más atípica para presidir España, campaña en medio del calor y con dos candidatos irreconciliables”. Efectivamente, atípica e idiosincrática la campaña, climatológicamente y por la época de estío ya pensada y preparada por la ciudadanía. Y, además, como las últimas municipales se hicieron en clave nacional, pues ha dado pie a que los encontronazos, lejos de resolverse, se hayan magnificado y el entendimiento se haga imposible a estas alturas. La resaca de la noche electoral del 28M, y sus consecuencias, inciden hoy, hasta para continuar con “arroutadas” sobrevenidas que, se dicen con tal descaro, que hasta parece que el o la dicente sólo se sonroja cuando dice la verdad, si es que alguna vez la dice.

“Arroutadas” cocinadas del CIS, que cuestan dinero público, al servicio de una formación política. “Arroutadas” del que dice mentiras pero que entiende que son cambios de criterio; y “arroutadas” de quien promete miles de euros a los cumplidores de la mayoría de edad sin que sepamos de dónde los van a sacar. Sabiendo, como sabemos, que acabado el proceso electoral, no se concederán bajo pretexto de cambio de criterio…, aquí paz y después gloria. De hecho el viejo progresista Tierno Galván nos dejó para la posteridad que “las promesas en época electoral se hicieron para no ser cumplidas”. Esta misma razón es la que explica la desesperada petición de debates por parte de Sánchez, ya que puede decir y prometer lo que le pete, que después serán cambios de criterio para no cumplir lo anunciado. ¡Ya ven!, la pseudoemoción de las expresiones como “arroutadas” en la política y en momentos electorales. Es la terrible sentencia de Milan Kundera: “Todo será olvidado, nada será reparado”, que representa la crónica exasperadamente real de una lucha solitaria.

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