Opinión

Mostrar la "patita"

Andamos en tiempo de enseñarla, ¡cuando no de pedirla! Mostrar, enseñar o asomar la “patita” se dice del que la revela involuntariamente, descubriendo sin querer un aspecto personal en el especial ámbito de las ideas o las filiaciones políticas, y que resulta desaconsejable dar a conocer. Debido a ello, cuando alguien –sobre todo si tiene cierto poder o ascendencia en el asunto- enseña la “patita”, como acabamos de describir: ¡Atención!, algo se barrunta… cuando estamos en tiempos de zozobra o no las tenemos todas consigo. El tablero político próximo no se circunscribe sólo a unas elecciones municipales; de estas derivan las corporaciones provinciales, que no son baladí.

Viene a colación lo dicho porque en pleno momento preelectoral, donde cada cual no da puntada sin hilo y quiere arrimar el ascua a su sardina, no sólo se posicionan los grupos con su programa electoral como más le convenga, sino que también quieren saber de su adversario político sus ideas y posibles pactos; eso sí, casi siempre para denigrarlos y lograr argumentario político. ¡Pura estrategia política electoral! El ejemplo claro lo tenemos en el nuevo, y no tan nuevo, PSOE a las municipales de la ciudad de Ourense, cuando pide y suplica aclaración al PP sobre pactos, en caso de necesidad. Al decir de Neme los pactos son con la ciudadanía, a la que nos debemos, y no tanto con esta o aquella formación. Porque si de pactos antinaturales hablamos… ¡están los socialistas como para pedir nada al respecto! Además que la política, y no me cansaré de decirlo, es el “ars posibilis”. Adelantarse a aclarar pactos antes de las elecciones, cuando en las municipales no se juega solamente el poder municipal, no sólo resulta ciencia ficción, sino también charlatanear. Independientemente que cada cual es muy libre de declarar o no con qué compañero de viaje haría su discurrir político. 

¿Es más natural en la ciudad de Ourense un pacto PP-PSOE, PP-DO o PSOE-DO (que ya intentaron en el pasado), qué declarar que en caso de ausencia de mayorías absolutas gobierne la lista más votada? Seguro que tendríamos contestaciones para todos los gustos. Pero… ¿alguien cree que, a meses de unas elecciones generales, se va a dar un pacto municipal, en la tercera ciudad de Galicia, entre PP-PSOE? ¿Incluso llegar a acuerdos? Sí y lo digo a pie juntillas, que si dan los números, el PSOE pactará con el BNG, aunque al PP le falte un voto para conseguir el concejal de la mayoría absoluta. Y aquí ya muestra la “patita” el PSOE. La “patita” la piden los socialistas ourensanos al PP, al mostrarse tan interesados con quién pactará el PP en caso de no lograr mayoría suficiente. Mientras los socialistas hablan de “más natural” reeditar su bipartito con el BNG.

Cuando el tablero se muestra, a priori, tan fragmentado entran en escena las opciones a tener en cuenta al día siguiente. En política, las prisas juegan malas pasadas, pero las hay. Y el escenario está cargado de interrogantes. 1) Que gobierne la lista más votada, tal como ocurrió en el 2015, nos llevó a la inacción más absoluta, que se tradujo en un mandato fracasado. Porque, ¿qué es eso de que gobierne la lista más votada si la oposición en bloque lo bloquea todo? 2) El pacto PP-DO, en este mandato, fue a nivel municipal un auténtico despropósito. Reeditarlo, con semejantes antecedentes, no augura nada medianamente provechoso para la ciudad. 3) El PSOE-DO lo intentaron con nocturnidad y alevosía; pero se les rompió la acuerda por otro lado. 4) ¿Probar para el próximo mandato pacto o acuerdos puntuales entre PP-PSOE? Las declaraciones ya muestran la “patita” de las ideas o las filiaciones políticas, cuando leo frases como “descarto un pacto con el PP, pero sí chegar a acordos”, u otra del tenor “veo más natural reeditar el bipartito PSOE-BNG, que un gobierno con el PP”. Nada que no sepamos. La “patita” que la muestre el otro, cuando lo importante es la gente.

 Leyendo a Amando Zerolo, profesor de Filosofía Política y del Derecho en la Universidad San Pablo-CEU, llama mi atención lo que dice: “La democracia sólo funcionaría bajo el dogma de que la verdad, o no existe, o debe aceptarse como la tiranía de la mayoría. Tu opinión es tan válida como la mía, y la de la mayoría no se discute”. Según esto, convénzase a la gente, al vecindario. No se pierda el tiempo con el rival político, a que muestre la “patita”. ¡No! a los tacticismos.

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