Opinión

El pack: amnistía, referéndum y...

Decía Descartes en su “Discurso del método”: “Sé cuán expuestos estamos a equivocarnos cuando de nosotros mismos se trata”. Sin embargo, ya más modernamente, se le atribuye a Cortázar una “peculiar habilidad para dotar de probabilidad a lo absurdo”. Entre pensar lo factible del uno y lo probabilidad absurda del otro, lo cierto es que nos vamos aproximando al finiquito del 27 noviembre. Y lo novedoso para que el sanchismo sea investido es el pack reivindicativo de Pere Aragonès desde la tribuna del Senado, y el postureo del PSOE y Sumar, ajenos los agentes sociales, con lo de la jornada laboral. El 27 de noviembre no se hace esperar y los deberes tienen que estar hechos; si no, otro examen a la vista nos espera el 14 de enero. Sólo los malos estudiantes son los que tienen que repetir examen, con el agravante de que nos habían tranquilizado que sólo ellos, el bloque progresista, lo tenían todo atado.

El pack oportunista, tras tres meses desde las elecciones, tiempo más que suficiente para alumbrar un gobierno, es un afrodisíaco lote o paquete compuesto de amnistía, el referéndum y... pago al portador. Convocada la reunión de la Comisión General de Comunidades Autónomas, promovida por el PP en el Senado, sólo acudió el presidente catalán; todos los demás, excepto los del PP, rehusaron. Y el independentista catalán no dejó escapar la ocasión para escenificar desde la tribuna del Senado, claro y alto, lo que ya todos sabíamos, y no, precisamente, por boca del benefactor Sánchez: que amnistía, referéndum y “pasta gansa” es el pack catalán. Amén del reconocimiento de Cataluña como “Nación catalana”. ¡Yo, le creo!

Sánchez Pérez Castejón evita pronunciar amnistía, pero se le entiende a través de palabrería diluida de “alivio penal” o “generosidad”. No nombra el referéndum, pero empieza a decir “consulta” y al final -esperando que queden ahí las concesiones- el pago al portador en euros es “deuda histórica”, que no es la historia de una deuda. Dicho lo anterior, la pregunta para quien se sienta indeciso es a quién creemos: ¿a los que exigen claramente o a los que están ocultando sus intenciones con expresiones anfibológicas? Yo creo a los independentistas, no al sanchismo de Sánchez Pérez Castejón; porque este siempre desmiente sus afirmaciones bajo la excusa de cambio de opinión, que, con tanta opinión cambiada, ya es necio. Los independentistas dicen lo que piensan y piensan lo que dicen, no tienen nada que ocultar y no ocultan sus aspiraciones, aunque no nos guste, que la solidaridad no va con ellos. Y, además, como saben que el sanchismo está necesitado para saciar su aspiración personal, son exigentes. Exigencias hasta ahora logradas: indultos, despenalización de la sedición y rebaja de la malversación como aperitivos al pack actual.

Estoy dispuesto a equivocarme, como referenciaba Descartes, cuando de nosotros mismos se trata y a todos nos afectaría la concesión del pack. Y estoy dispuesto a equivocarme, y que me lo echen a la cara, aun a expensas de ser pesado, tratando con habilidad la probabilidad de lo absurdo. Ya sea para ratificar el “Discurso del método”, de ir más allá de la simple forma literaria, con el relato de la vida de Descartes y de las circunstancias que tuvo que atravesar para llegar a conocer un nuevo método. El contenido es una manera ejemplar de la exposición de los principios de su filosofía. ¡Como para meditar!

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