Opinión

Empadronamiento

Ya perdimos la cuenta sobre cuántos inmigrantes irregulares habitan en España. ¿Efecto llamada? E l titular, bien podría ser sustituido por ‘Abuso de posición sensible’, después de lo dicho por la vicepresidenta primera del Gobierno (De la Vega): El debate suscitado en torno a empadronamiento -asentar o escribir a alguien en el padrón de los moradores de un pueblo- de los inmigrantes es ‘oportunista’ y ‘malintencionado’. En septiembre del 2005, el entonces ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, tras la calificación de una diputada popular de ‘chapucero’ del proceso de regularización emprendido por el Gobierno socialista, manifestó: en España ‘prácticamente no existen’ inmigrantes ilegales. Un mes más tarde, el ministro del Interior alemán afirmaba que las ‘campañas de legalización masiva, como la que ha acometido España, tienen el efecto secundario de que atraen a nuevos ilegales’. Al mismo tiempo que Sarkozy acusaba al Gobierno español de ser un ‘aprendiz de brujo’. Aquellas medidas adoptadas por el Gobierno de la vicepresidenta muy bien no han debido resultar cuando: -Ya perdimos la cuenta sobre cuántos inmigrantes irregulares (no se mencione ilegales, que los humanos nunca lo seremos, independientemente donde nos encontremos) habitan en España. ¿Efecto llamada? -El Gobierno ha ofrecido, en la últimas fechas, recompensas varias para que inmigrantes consolidados aquí regresaran a su país de origen, sino porque estorbaban sí porque suponían un estorbo laboral.


-Actualmente se dan brotes xenófobora-cistas y, sobre todo, se abrió la caja de Pandora de la paradoja obligatoria del empadronamiento por parte de los ayuntamientos, pese a la situación irregular en el país de los inmigrantes. No tiene sentido que una persona esté irregular (lo que se dice sin papeles) en España por no tener permiso, y, por otro lado esté legalmente empadronada en el registro de un ayuntamiento español. Eso sí, la vicepresidenta tilda de ‘oportunista’ y ‘malintencionado’ el debate y petición de estas explicaciones.


¿Por qué el Gobierno no entona su mea culpa por el fiasco en el que ha metido a los ayuntamientos?: empadronen ustedes y den los servicios básicos, en vez de ase gurarles -más antes que tarde- que el papá Estado les resarcirá por el gasto no contemplado? Si así fuese, los ayuntamientos no ofrecerían resistencia al paradójico empadronamiento; ni el conjunto de los ciudadanos estallaría por el temor. Desaparecería la visión real de repartir lo que hay entre más personas, que al final es el quid del conflicto. Todo quisque sabe que los recursos no son ilimitados.


Mientras se obligue a aplicar tamaña incongruencia y contrasentido -persona irregular en España por no tener permiso, pero legalmente empadronada-, el Gobierno, no los ayuntamientos, tiene desde ya que asumir la carga de todos los servicios sociales de los inmigrantes. Si no es así, al momento de la concesión del empadronamiento se le está dando carta de naturaleza legal a la situación. Y, entonces, podremos asegurar que la ley es un artificio del hombre, no algo natural, que esconde unos intereses y unas personas interesadas. Señores: eviten este tipo de contradicciones ciertas. En tanto, sí que estamos ante una situación oportunista, malintencionada, de fracaso total de papeles para todos, desbordante y de abuso de posición sensible por parte del Gobierno de España. Sin rumbo.


(*) Diputado del PPdeG en el Parlamento de Galicia

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