Opinión

Décimo aniversario

Todo sucedió en torno a las nueve de la mañana del 7 de julio, cuando Londres quedó conmocionado por cuatro explosiones que se llevaron por delante 56 vidas. Cuatro terroristas islamistas protagonizaron una cadena de atentados en los que ellos mismos perdieron la vida al hacer explotar las bombas que llevaban pegadas al cuerpo en tres vagones de metro de líneas distintas y un autobús. Fue el atentado islamista más grave en el mundo occidental, tras el 11-S en Estados Unidos y el 11-M de Madrid. Ese 7 de julio cambió la vida de los londinenses, que a pesar de las medidas de seguridad que se han impuesto en la capital desde esa dramática fecha, sigue temiendo los ataques terroristas. Los ha habido, como ha habido medio centenar de intentos afortunadamente abortados, pero nadie en Londres, ni en ninguna ciudad del mundo, está exento de ser víctima de un atentado yihadista.

En estos diez años se ha recrudecido el terrorismo islamista, se ha consolidado todo un ejército que expande su territorio e intenta crear un Estado Islámico en amplias zonas conquistadas en Siria e Iraq, que dominan provincias enteras en Libia, el Sahel africano, Nigeria y otros países africanos, y que han impuesto un régimen de terror contra el que todavía no se han tomado medidas efectivas. Cuando se cumple el décimo aniversario de los atentados de Londres en Nigeria 20 personas han perdido la vida en un nuevo atentado islamista, niñas secuestradas por Boko Haram han sido convertidas en bombas humanas en los últimos días, el ISIS se ha incrustado en Gaza, la bandera negra ondea en la recién conquistada Palmira, donde se acaba de grabar la ejecución pública de medio centenar de personas fusiladas por niños reclutados para el ejército islamista, y una familia entera de Luton, de nacionalidad británica, acaba de anunciar que ha cumplido su objetivo de llegar a Siria para sumarse al DAESH. Días atrás, fueron tres jóvenes británicas las que comunicaban a sus familias que habían llegado a Siria. Los servicios de inteligencia británico calculan que unos 600 ciudadanos de su país, aparentemente integrados en la sociedad occidental, forman parte del ejército islamista.

En el décimo aniversario del 7-J Londres ha recordado a sus víctimas, pero no lo ha podido hacer con la satisfacción de que los yihadistas están debilitados. Todo lo contrario.

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