Opinión

Otra cumbre de transición

Es cierto que las Cumbres Iberoamericanas no atraviesan su mejor momento y que se encuentran en periodo de redefinición. Los propósitos con los que fueron creadas han sido afortunadamente superados, en algunos aspectos, pero sería injusto afirmar que han perdido toda su virtualidad. Veinticinco cumbres dan para mucho en una comunidad de naciones que ha pasado por todo tipo de vicisitudes políticas y situaciones económicas.  No hay que olvidar que las cumbres nacieron como un mecanismo de fortalecimiento democrático cuando la salida de las dictaduras de muchos de esos países estaba aún muy reciente, la década de desarrollo económico estaba por explotar, la salida de la pobreza de millones de latinoamericanos todavía no se había producido y tampoco los populismos políticos de origen bolivariano habían puesto a nuestro país en su punto de mira.


Por otra parte la proliferación de foros multinacionales propiamente americanos hace que los presidentes de estos países tengan muchas oportunidades de reunirse y muchos de ellos no se sienten identificados con el proyecto. La ausencia de la mitad de los presidentes latinoamericanos en esta cita no es sino el síntoma de lo que puede ser una muestra de su agotamiento y de la necesidad de encontrar la forma de reactivar unas cumbres que no dejan de ser beneficiosas. Los problemas internos de Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia…, no contribuyen a la disposición de sus presidentes a acudir a la cita a la que envían representantes de muy segundo nivel.     


En la cumbre de este año que se celebra en Cartagena de Indias denominada la ‘Cumbre de la paz’ se daban sin embargo dos circunstancias para que fuera un éxito. En primer lugar se trataba de dar un espaldarazo a la paz firmada entre el  presidente colombiano, José Manuel Santos, recientemente galardonado con el premio nobel de la Paz, con la guerrilla de las FARC –aunque el proceso se encuentre en una nueva fase tras el triunfo del ‘no’ en el referéndum a los acuerdos de La Habana- y por otro porque la cumbre se desarrollaba bajo el lema 'Juventud, Emprendimiento y Educación', que le hacía volver a sus orígenes.


A pesar de las dudas suscitadas por este tipo de cumbres, las medidas adoptadas en el pasado con la secretaria general Iberoamericana y la pérdida de protagonismo del proyecto bolivariano en el conjunto de Latinoamérica y sobre todo en algunos países puede dar alas de nuevo a este tipo de encuentros. Dependerá de la habilidad y las nuevas ideas de sus gestores. 

Te puede interesar