Opinión

ESPAÑA, ALEMANIA Y LA NUEVA EMIGRACIÓN

Mientras las principales democracias europeas, lideradas por el empuje alemán, disfrutaban del milagro económico de la postguerra mundial, la España franquista, aislada y excluida del Plan Marshall, permanecía estancada desde el punto de vista económico, político y social. La fortaleza y los sólidos fundamentos del crecimiento germano pusieron de manifiesto la escasez de mano de obra para alimentar la pujanza industrial. Circunstancia que condujo a la firma de diversos convenios de emigración con todos los países del sur de Europa. Hace poco menos de un año -el 29 de marzo de 2010- se cumplió medio siglo del suscrito con España. El denominado Acuerdo entre el Gobierno del Estado Español y el Gobierno de la República Federal de Alemania sobre emigración, contratación y colocación de trabajadores permitió emigrar hacia aquel país a más de medio millón de españoles entre 1960 y 1973, cuando una crisis económica de dimensión diferente a la actual interrumpió para siempre la intensidad de aquel flujo. De la mano del Instituto Español de Emigración, creado en 1956 con al ánimo de gestionar emigración asistida y a la carta, España pudo aliviar la tensión social que provocaban el desempleo y las dificultades para erradicar la pobreza, de orden fundamentalmente rural.


Hoy la situación es radicalmente diferente. El Instituto Español de Emigración pasó a la Historia en 1985, un año antes de la integración hispano-portuguesa en la Comunidad Económica Europea (CEE). Además, España supera la renta per cápita media comunitaria, a escasa distancia de la francesa y la germana. Y, curiosamente, el número de alemanes residentes en España (195.824 según el Instituto Nacional de Estadística) multiplica por cerca de dos al de españoles residentes en Alemania (105.916). Eso sí, el 50 por ciento de los primeros supera los 50 años de edad y el 36 por ciento los sesenta, mientras que el 50 por ciento de los segundos apenas alcanza los 35 años. Por lo que podemos concluir que mientras los españoles residentes en Alemania trabajan, los alemanes radicados en España descansan y disfrutan del clima, de la generosidad de los servicios sociales y de modernas infraestructuras. Y que si hace décadas exportábamos obreros y operarios, ahora hacemos lo propio con ingenieros y, en general, con el capital humano mejor formado de nuestra Historia, con una tasa de paro superior al 40 por ciento entre los menores de 25 años. Flaco síntoma de modernidad.

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