Opinión

LAXITUD MONETARIA

No es casualidad que la cotización de los bancos españoles haya reaccionado con fuertes alzas a la intervención de Mario Draghi en la rueda de prensa posterior a la última reunión del Consejo de Gobierno del BCE. Contra lo que a priori cabría esperar, el mensaje del órgano regulador del euro, que preconiza mayor laxitud monetaria, se desmarca del cambio de rumbo que recientemente ha comunicado su homóloga norteamericana, la Reserva Federal. Así, en el horizonte más inmediato, y 'hasta que sea necesario', se adivinan en la eurozona nuevas medidas convencionales y no convencionales de política monetaria. Entre las primeras destaca la predisposición a reducir, aún más, el precio del dinero. Y entre las segundas, el posible recurso a una facilidad de depósito de signo negativo. O, lo que es lo mismo, la intención de penalizar el ahorro depositado en la caja del propio BCE, cobrando por lo que otros pagan, con ánimo de dinamizar en el beneficio del sistema el dinero allí inmovilizado.


Las medidas beneficiarán, en primer lugar, a los bancos sedientos de liquidez, que podrán continuar saciándola en una fuente inagotable y casi gratuita. Y, en cualquier caso, al sector en general, que podrá rentabilizarla en un mercado que presta cada vez menos pero mucho más caro, y en el que la lucha contra la morosidad ha encontrado un apoyo oficial, tanto en el segmento de familias como en el de empresas.


Por lo que respecta a las primeras, verán como de manera paulatina y gradual, se relaja su carga financiera. Primero, porque el anuncio de Draghi terminará por reflejarse en la cotización del euríbor; referencia convencional de la formación de precios en el segmento de la financiación minorista. Y, segundo, porque -esta vez sí- vencida la resistencia a mantener los tipos de interés que ejercen de suelo, se reactiva el potencial de aquellos diferenciales exiguos que fueron contratados hasta el punto álgido del ciclo. En cuanto a las segundas, la demanda solvente debiera de pescar en el río revuelto de los depósitos castigados, que retornarán al sistema en busca de rentabilidad. Circunstancia, ésta, que coincide con el acuerdo alcanzado entre España y Alemania, destinado a abordar los problemas de financiación de las pymes de nuestro país, con modelos sólidos de negocio y perspectivas de crecimiento, pero difícil acceso al crédito. Hablamos, ciertamente, de magnitudes que apenas tapan el agujero provocado por el racionamiento crediticio. Pero con las que contábamos hace apenas meses.

Te puede interesar