Opinión

LAS ÚLTIMAS CUENTAS DE LA AUSTERIDAD

El pasado lunes, coincidiendo con la cuarta visita de los hombres de negro a España, y quizá con ánimo de hacer méritos para superar su examen, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, presentó a las Cortes Generales el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2014. Conocidas sus líneas maestras, se anuncian como 'los primeros de la recuperación'. O los últimos de la austeridad, que es la otra cara de la moneda. Y es posible que así sea, pero sobre la base de dos razones ajenas al sudoku presupuestario o a la salida española de la recesión -que no de la crisis- por iniciativa propia.


El primero guarda relación con el calendario electoral doméstico. A esta altura de 2014, el Gobierno remitirá a las Cortes Generales, para su trámite parlamentario, las cuentas que regirán el destino económico-financiero del Reino de España durante 2015; año de múltiples contiendas electorales: municipales, autonómicas y generales. Por lo que parece previsible que, para entonces, se haya flexibilizado la política de ajuste duro y generalizado que se viene practicando en nuestro país desde mayo de 2010. Y que el Gobierno se permita alguna atención colectiva.


El segundo, por su parte, obedece al resultado de un calendario electoral ajeno, como es el de Alemania, cuyos comicios legislativos han reforzado el liderazgo nacional e internacional de Angela Merkel. Aunque con matices. Su victoria, totalmente indiscutible, profundiza la brecha existente entre su partido (CDU) y el principal partido de la oposición (SPD), y propicia la conformación, en Alemania, de una mayoría cristiano-demócrata amplia, pero insuficiente para gobernar en solitario. En medio de un Bundestag mayoritariamente de izquierda, y ausentes los liberal-demócratas del FDP, sus aliados tradicionales, a la canciller no le quedará más remedio que acerca programa, discurso y posturas con los socialdemócratas, para proporcionar estabilidad en un país que rehúye escenarios de 'geometría variable' que tan buena opinión merecen en España. Por lo que cabe esperar una cierta inflexión en el ideario de austeridad que ha venido imprimiendo en Europa. Que, sin abandonarla, la relaje. Y que trate, incluso, de hacerla compatible con una cierta estrategia de crecimiento que proyecte algo de luz entre tanta oscuridad.

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