Opinión

EL VASO EUROPEO: MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO

Ésta que hoy finaliza era una de esas semanas en las que los líderes de la Unión Europea estaban obligados a hacer historia en Bruselas. Al término del Consejo Europeo llamado a 'refundar el euro', la eurozona ha logrado un pacto en lo relativo a la estabilidad fiscal y a los distintos mecanismos de rescate de países en dificultades (temporal y permanente) sometidos a debate. En previsible correspondencia, se han relajado las primas de riesgo; han subido con fuerza las principales bolsas; y respiran, de momento, aliviados Mario Draghi, gobernador del BCE, y el resto del mundo. Así, en Estados Unidos ven 'señales de progreso', y en China han decidido crear un vehículo financiero ad hoc destinado a invertir en activos denominados en euros y dólares el equivalente a 220.000 millones de euros. Para quien quiera ver medio lleno el vaso europeo, el acuerdo permite, en lo inmediato, levantar un pequeño cortafuegos ante un incendio financiero que amenazaba con calcinar la deuda soberana continental, y con reducir a cenizas el proyecto del euro.


Ahora bien, también hay motivos para verlo medio vacío. Como ya viene siendo habitual, se trata de un acuerdo de mínimos que no resuelve -ni siquiera aborda- cuestiones de fondo de similar o mayor relevancia que las tratadas. No ha habido, por ejemplo, mención alguna a la armonización fiscal. O a la posibilidad de emitir eurobonos. Tampoco un acuerdo para ampliar el fondo europeo de rescate, sea en lo relativo a su dotación (hoy de medio billón de euros) sea en lo relativo a su figura jurídica (su conversión en una entidad financiera le facilitaría el acceso a las distintas líneas de liquidez del BCE). Antes, al contrario, crece la dependencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) en lo financiero. Y de Alemania en lo que concierne a la letra pequeña de las nuevas normas de disciplina, o a la letra capital de la pobre perspectiva de crecimiento de un continente viejo, despistado y cansado. Está por ver, en definitiva, la solución a los problemas europeos, incluido -como tal- el que representa el Reino Unido. Porque finalizada la cumbre, y celebrado su resultado, ni siquiera es Europa la que protagoniza las portadas, sino aquella parte de sí misma que una y otra vez renuncia a serlo.

Te puede interesar