Opinión

LA VIGA EN EL OJO ALEMÁN

Fundada en 1995, Egan-Jones Ratings es, desde 2007, una de las nueve agencias de calificación crediticia reconocidas por la Comisión del Mercado de Valores norteamericana, o SEC, por sus siglas en inglés. Sus fundadores presumen de independencia. Y de haber sido los primeros en rebajar calificaciones hasta entonces inmaculadas, como las de WorldCom y Enron, entre las grandes corporaciones. O, ya en la esfera soberana, Estados Unidos, cuyo máximo rating degradó en julio de 2011 y, de nuevo, en abril y septiembre de 2012.


Pues bien, Egan-Jones ha osado rebajar la calificación crediticia de Alemania, que perdería así por vez primera la AAA, con el argumento de que también su sistema bancario se tambalea. De manera particular su buque insignia, el Deutsche Bank, que podría llegar a precisar el equivalente a cuatro veces el rescate de Bankia. Lo que resultaría inabordable sin hacer ruido, y comprometería la capacidad de endeudamiento federal, hasta situarla por encima del 100% del PIB; porcentaje que -hasta la fecha- sólo Bélgica, Grecia e Italia han franqueado en la eurozona.


Ya en febrero de 2012 denunciaba un informe de la OCDE que en el sistema financiero alemán se localizaba una de las principales debilidades de la economía de aquel país. Sentencia que también se desprendía del Banking system Outlook: Germany publicado por Moody´s el pasado mes de octubre. Y que podría intuir cualquiera que haya reparado en la presencia, siempre 'sospechosa', destacada y recurrente, de la banca alemana en cada país rescatado. O el que, con algo más de detenimiento, observe que 16 de las 41 entidades analizadas por Moody´s -cajas y cooperativas locales al margen, también con sus particularidades- cuentan con calificación de bono basura.


Contra lo que pudiéramos pensar, a la vista del desarrollo y alcance de los acontecimientos, Alemania es -sólo por detrás de Irlanda y el Reino Unido- el país europeo que mayor apoyo directo ha prestado a su banca. Y su banca la principal beneficiaria del apoyo que, a través de cada rescate mancomunado, hemos prestado de manera indirecta los europeos. Alemania es, en conclusión, un país que señala con demasiada frecuencia la paja en el ojo de la banca ajena, mientras desvía la atención sobre la viga en la propia.

Te puede interesar