Opinión

¡Y TAN PANCHOS, OIGA!

El artículo 8.1 del Reglamento del Congreso de los Diputados de 1982 señala que 'los diputados percibirán una asignación económica que les permita cumplir eficaz y dignamente su función'; añade en su apartado 2 que 'tendrán igualmente derecho a las ayudas, franquicias e indemnizaciones por gastos que sean indispensables para el cumplimiento de su función'. Y es la Mesa del congreso (art. 8.4) la que fija cada año las percepciones de los diputados y los conceptos de cada una de ellas. Vaya, que ellos cocinan y aderezan su peculio, salpimentándolo a su gusto. Por acuerdo alcanzado por esa Mesa hace ya algún tiempo, se consideran incluidos dentro de esos gastos indispensables para el ejercicio de la función parlamentaria, y por ello indemnizables, los gastos de alojamiento y manutención en la capital que origine la actividad de la Cámara. Además, esas cantidades se dedican a 'cubrir gastos', y por ello están exentas de tributación; es decir, que de lo así percibido la Hacienda Pública no ve un chavo, pues se supone que no son ganancias personales (¡mal pensados!), sino un 'justo' resarcimiento de desembolsos que ya antes el diputado tuvo que afrontar para el mejor desempeño de su labor. Y ellos solos se han asignado las siguientes cantidades para resarcirse de los costes de alojamiento y manutención: si han sido elegidos por una circunscripción distinta de la de Madrid, se llevan al bolsillo cada mes 1.823,86 ?, y si son diputados por Madrid perciben la 'modesta' cantidad de 870,56 ?. Estos datos pueden comprobarse en la página web del Congreso de los Diputados.


Vayamos por partes: no me imagino a una empresa privada ubicada, por ejemplo, en Sevilla, abonando al mes a un trabajador residente en la misma Sevilla, una cantidad mensual por gastos de alojamiento en Sevilla. Y si lo hace, podríamos estar ante un presunto intento de defraudación de impuestos y de cotizaciones a la Seguridad Social. Por eso, no sé a qué carajo viene pagarle a un diputado de Madrid 870,56 euros por alojarse en Madrid. Claro que como eso lo pagamos todos los idiotas, qué son esos míseros dineros divididos entre los millones de gilipollas que mantenemos este desaguisado. En fin, ahí les dejo la perla para que se cabreen un poquito.


Pero lo peor es lo que sigue: si el diputado es de fuera de Madrid, bien, tiene su lógica que le abonen ciertos gastos de alojamiento en la capital solo por los días que allí ha de acudir (no los 30 de cada mes) por tener su residencia, por ejemplo, en Lugo. Pero si ese diputado de Lugo (o de Valladolid, Castellón, Ourense o Barcelona, qué más da) tiene una o más viviendas en Madrid, digo yo que el alojamiento ya lo tiene cubierto. ¡Ilusos! ¡Qué va! Ya puede tener un edificio entero de viviendas en la capital que el listo seguirá cobrando 1.823,86 ? al mes (21.886,32 ? al año, 87.545,28 ? durante una legislatura de cuatro años). Repito, sin pagar un duro a Hacienda. ¡Acojonante!


Que un solo diputado cometa esa fechoría debiera ser motivo de escarnio y expulsión de la vida pública, por lo menos. Lo malo es que, según propias declaraciones patrimoniales de todos ellos, hay 63 que tienen una o más viviendas en la capital y pese a ello perciben esa cantidad por haber sido elegidos fuera de Madrid. Y aquí no se salva casi nadie: 41 del PP, 20 del PSOE, 1 de CiU y 1 de CC; algún que otro ministro está incluido en esa lista vergonzante.


Esta es la casta que nos gobierna. Esta es la gente que pide (impone) sacrificios al resto. Esta es la clase política que, tan pancha, sigue chupando de nuestros impuestos. Esta es la?.sigan ustedes, que yo ya me callo.

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