Opinión

LA HORA DE ACISCLO NOVO

Acisclo Novo está con su obra más reciente en la Galería de Marisa Marimón. Es en apariencia otra exposición más, y con fotografía, lo que no es novedad en el tiempo ourensano del Outono fotográfico, que (casi) todo lo invade. No lo es porque la mencionada galería reabre así sus umbrosas puertas tras el largo paréntesis veraniego..., lo que en si mismo es una buena noticia, que sería aún mejor de no existir el injusto impuesto cultural que padecemos. Se trata de una exposición de escultura, y además cultura, donde el artista nos presenta sus obras realizadas desde una inspiración libresca, id est, literaria. Porque Las Horas pasan volando..., y con ellas los sueños, como con Virginia Wolf. Mas la ironía se desliza en paralelo a la contemplación de las obras, ante las que se tiene la impresión de compartir una intuición plástica. Los pliegos desdoblados en dieciseisavo, por el haz o el envés, emergen del fondo de las cajas de pared que los enmarcan para interpelarnos. Silenciosos y sugerentes, los scherzi despliegan sus dimensiones en volumen, vestidos en gris (como aquel gris claro -para no perdernos-, que decía Battiato), brillo y tono que conviene para el misterio de la escritura desaparecida en su superficie, con la ironía quizás sugerida desde la sutileza del nombre pues los Pliegos tienen una sola doblez... Otras obras son las Entropías, que semejan similares por el formato. Son más un duetto en trémolo, desde sus dobleces angulosas e irregulares, estructuras acartonadas de las que tanto gustaba nuestro compatriota del Antiguo Reino de Galicia Gregorio Fernández, grande del estilo Barroco en Valladolid, corte castellana en el siglo XVII. Mas si en él son anécdota en Acis devienen categoría 'de seu'. De su superficie sin lisa y yerma, brota un tallo arbóreo, vida que se bifurca en un par de ramas jóvenes: es una mutación.


Con fotografía de gran formato se expresa asimismo el artista. En series exclusivas. Desde Mutación, en el despacho de la galerista, una rama que emerge de un contenedor de residuos, instalación en la que se apropia del concepto omne vivum ex vivo, lo que se suele asociar a Pasteur. Este mismo fenómeno es el que parece estar presente en Evolución, cinco piezas escultóricas aludiendo a territorios montuosos quemados, con una rama en el central: el renacimiento tras la conflagración desde el fuego. Porque Acisclo Novo se siente cómodo en el rol en el que despliega una trama de citas y referencias culturales, discurso que parece emanar de lo que el lenguaje le susurra. Así nos parece apreciar en esta exposición individual, otra buena noticia, pues tras la del Centro Cultural hace una década se revela poseedor de un discurso articulado. Por más que el artista guste de jugar, reencarnado de un Sísifo dichoso consiente de su libertad. Pues ya Sartre postulaba que hay dos tipos de gente seria, los materialistas y los revolucionarios. Todo hombre serio se somete a la realidad...

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