Opinión

Campeones del mundo en cogorzas

U n estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de desvelar que somos campeones planetarios en cogorzas. A pesar de que el referido informe sufragado por el Gobierno noruego, detecta que en los últimos años ha descendido el consumo de alcohol, nos soplamos 11,2 litros por persona al año, unos copazos más que la media europea (10,9 litros) y muy por encima de la global (6,2 litros).

Otro estudio elaborado por de EAE Business School del año 2012 nos situaba en la zona templada de la clasificación, con un consumo medio al año de 108 litros por persona y señalaba que vascos, gallegos, catalanes, madrileños y baleares son los que más gastan en el deporte de levantar botella. Los vascos se dejaban 81 euros y los gallegos 77. Ya se sabe que esto del bebercio va por parroquias y los estudios bailan tanto como una encuesta electoral o como un borracho reclamando la última ronda.

Aunque convendremos todos que el abuso del alcohol es una locura, por mucho que un presidente grite "viva el vino" y un expresidente cuestione las copas que se pueden llevar al volante de un vehículo, lo cierto es que la situación es como caer desnucado cada día en un santo abrevadero. También las declaraciones de los que nos gobiernan tienen, a veces, un tufillo etílico por las meteduras de zueco y más cuando entramos en una campaña electoral que tiene de todo menos prometedora para salir de una vez por todas de la puñetera crisis. No quiere decir que los que gobiernan y los políticos anden todo el día colgados de la frasca, sino sus comentarios suelen ser más bien propios de una noche de cazalla.

Felipe González acaba de descolocar a Rubalcaba y a Valenciano al afirmar en La Sexta que no vería con malos ojos ,"en caso de que sea lo que el país necesite", un acuerdo entre los dos grandes partidos; Ana Pastor anuncia desde Santiago la adjudicación de la ampliación de Rande y la cirvunvalación de Santiago y la oposición saltó inmediatamente por ver en el anuncio una trampa electoral. Que vengan obras tendría que alegrarnos a todos como una noche de fiesta con final feliz. Y gobierne el que gobierne, la ronda la pagamos los mismos; ya dice la OMS que somos los mejores en la taberna.

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