Opinión

El menos quemado fue Rajoy

Mariano, que en Pontevedra te van a declarar persona non grata", pudo advertirle un asesor, la ministra Ana Pastor o Viri, su esposa. Y Rajoy seguramente siguió repantingado en el sillón más preocupado por no encontrar un canal que echase deportes que por la decisión que adoptó ayer en pleno la corporación municipal con los votos del BNG, PSOE y Marea Pontevedra. Si hace unos días el líder del PP recibió un comprensible rechazo multitudinario en la manifestación contra la prórroga de 60 años a la industria papelera Ence aprobada por el Gobierno en funciones, en el pleno celebrado en el Teatro Principal la cuestionable decisión de mantener la factoría en la ría contó con la adhesión y la bullanga de los trabajadores que obligó a que el alcalde  Miguel Ánxo Fernández Lores tuviese que suspender en dos ocasiones la función. 

Es conocido que Manuel Fraga le recomendó que se casase, aprendiese gallego y ganase las elecciones en su pueblo. Sólo cumplió con el matrimonio, aunque sí ha sido la primera persona declarada non grata en su ciudad. El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, recordó que Rajoy había conseguido "cinco veces más votos que el señor Lores" en las elecciones generales, pero el comentario tiene trampa porque el 'León de Vilalba' hablaba de las municipales. 

Rajoy también puede convertirse en el primer presidente que no repite en La Moncloa después de una mayoría absoluta, pero continúa sin pestañear a pesar de que algunos dirigentes y militantes de su partido ya se atreven a murmullar sobre la conveniencia de que siga marcando el paso. Si los trabajadores de Ence le dieron ayer aire, aunque fuese para que el curro siga a flote, Rajoy confía en que las negociaciones de Pedro Sánchez para formar Gobierno encallen con estrépito y le permitan seguir nadando. 

Hace unos días se escenificó que Pontevedra quería el traslado de Ence de su ría, pero ayer la imagen que transmitió fue la de un auditorio dividido entre el empleo presente y el medio ambiente futuro. Hay pueblos que están dispuestos a tragar con cualquier tipo de basura, incluso radiactiva, a cambio de una propina. Como los desvelos de los trabajadores no son gratos, el menos quemado fue Rajoy. 

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