Opinión

Rafael Hernando y la sutileza

Rafael Hernando, portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, despliega menos sutileza durante sus intervenciones que el defensa central de La Bañeza cuando la pelota ronda cerca del área. Si por la mañana ya parecía que nos encaminamos a unas terceras elecciones por la disposición del PP a acortar la campaña una semana para que no haya que ir a las urnas el día de Navidad con el turrón en la boca y el cava en la mano, la intervención de Rafael Hernando pudo incluso dinamitar el acuerdo con Ciudadanos antes de que se celebrase la fallida votación de investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.

El incomprendido y sacrificado por el bien de España Albert Rivera sugirió durante su discurso que le da igual Rajoy que otro candidato del PP con tal de poder mojar en la salsa del Gobierno, y Rafael Hernando se vio en la obligación de salir al corte para defender a su jefe de filas. Empleó más tiempo en atizarle a su socio que a Pedro Sánchez o a Pablo Iglesias. Hasta la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, corrió a los escaños naranjas nada más acabó de vocear su representante, quizá temiendo un resultado peor que los insuficientes 170 votos a favor de Rajoy.

Resulta cuando menos sorprendente que le digas a un tipo que te presta 32 votos que "en política se marchan los que pierden, no los que ganan", en alusión a los ocho diputados que se dejó Rivera respecto a las elecciones de junio, cuando también lo vas a necesitar si Rajoy intenta una nueva investidura después de las elecciones gallegas y vascas. Lleva razón Hernando al recordarle que no se firman acuerdos para que duren 15 minutos, pero lo mismo o parecido debió de sentir Sánchez cuando Rivera decidió cambiar de pareja para seguir él en la pista. El socialista desliza que quizá lo saque otra vez a bailar, aunque tendría que compartir paso con Iglesias. A las urnas, vamos. 

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