Opinión

CON TODOS MIS RESPETOS, MAESTRO...

Contaban en Salamanca, universidad pétrea en la que estudió la carrera este chófer de anécdotas, una historia hilarante sobre una corrida. Resulta que el toro era de los que llevaba la muerte anunciada en los pitones y el maestro reclamó varias veces a uno de los subalternos que le llevase al astado hasta los medios para comenzar a hilar una faena que no pintaba plácida. Pero el mozo de la cuadrilla, como tampoco lo veía claro ni creía que recibiese soldada y honores del tamaño de la tarea encomendada respondió al jefe: 'Con todos mis respetos, maestro, váyase usted a tomar por culo'.


Hace un tiempo, con el mismo respeto y reconocimiento hacia el maestro Núñez Feijóo por haber ganado la presidencia de la Xunta con mayoría absoluta, este periodista le pegó la respuesta del subalterno al comentario sobre una política laboral de brazos caídos en una tertulia de la Radio Galega. 'Aquí caemos, pero caemos menos', argumenta el Gobierno gallego para defender que nos estamos muriendo a ritmo más lento. Hubo felicitaciones y también reproches por traer prestado al ruedo un pensamiento de otro. Al tiempo, silencio,


Hablando ayer con un veterano periodista, de esos que son imprescindibles tanto para las redacciones como para la sociedad, el sabio pensamiento del último mozo de la cuadrilla volvió a la conversación. 'Con todos mis respetos, maestro, váyase usted a tomar por culo. Beiras también lo merece', comentó el periodista decepcionado por su última teatralidad. El redactor sentía estudiada devoción por el talento de Xosé Manuel Beiras, pero no puede un político que aspira a cambiar la sociedad o pretende dictar el camino que se debería tomar de cara a un mundo más justo, defender o justificar a los miembros de Resistencia Galega condenados por terrorismo. Es cierto que sus bisoños miembros apenas llenan un taxi, que la generación más preparada de la historia está que explota y no puede permitir que se adormezca el ímpetu por un mundo mejor, que la condena puede parecer larga para un delito sin sangre, pero una olla a presión es tan difícil de controlar tanto si está llena de explosivos como si se carga con el pollo de la bandera franquista.


Con todos mis respetos.

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