Opinión

Vagabundos sin disfraz

La cativa y sus compis decidieron recorrer las calles el martes de carnaval vestidas con el socorrido disfraz de vagabundo. Se llevaron un chasco mayúsculo al toparse de frente con uno de verdad pidiendo en la acera.

"Está bien que vayáis practicando porque es lo que os espera", les soltó a quemarropa. "No seas aguafiestas, que esta generación quizá tenga más suerte", corrigió el compañero de esquina con más benevolencia que fe en las palabras eufóricas de la ministra de Empleo Fátima Báñez.

Tampoco se trataba de espantar la ilusión de las rapazas, como no se intenta ahora sacudir la esperanza al personal en un mes en el que ha bajado el paro y se han incrementado las cotizaciones a la Seguridad Social por primera vez desde el año 2007, cuando principió una crisis que es más permanente que un duro temporal.

En el Estado, el paro se ha reducido en 227.000 personas, pero todavía quedan 4.812.486 almas a la espera de conseguir un puesto de trabajo. Con una cuenta simple y si seguimos a este "eufórico" ritmo de recuperción, necesitaríamos 21,20 años para emplear a todos. En Galicia los datos también son mejores. Entre febrero del año pasado y el mismo mes de este ejercicio, hay 12.722 personas menos en las listas de las oficinas de empleo. Olvidemos por un instante a todos los que se han dado el piro, 6.299 afiliados menos en la Seguridad Social, porque el dato global es positivo y al optimismo le sienta bien cualquier maquillaje.

También es cierto que a esta velocidad de crucero serán necesarios casi 22 años para ocupar a los 280.071 trabajadores que se encuentran sin querer con los brazos caídos y el ánimo y los sueldos por los suelos en esta tierra de aristas y de muchos artistas.

Pero seamos optimistas como mandan nuestros gobernantes y confiemos en el futuro porque al menos las nuevas generaciones ya saben lo que es vestir con los ropajes de un vagabundo. Las cifras también admiten cualquier tipo de disfraz; aunque al hambre lo delata el ruido de las tripas. También hay personas que llevan años disfrazadas de gobernantes sesudos y no les va mal. Son distintas miserias. La conciencia no hace ruido.

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