Opinión

Mi primer viaje a Vigo, con ella

Soy uno de ellos, como casi todos. Mis primeras vacaciones, concretamente, lo fueron, ¡cómo no!, a Vigo y sus playas de la mano de mi abuela. Recuerdo con enorme cariño y emoción aquellos tres días, viaje en autobús con parada en Ourense aunque con destino final la capital viguesa, incluido. "A Rosiña" era una avanzada a su tiempo, capaz de escaparse con el primogénito de su única hija mientras los padres del retoño se ocupaban de las labores agrícolas, coincidiendo con el esplendor estival de la huerta. Mucho ha cambiado todo desde entonces, pero el papel de la pareja de abuelos, ese que representan a diario y más en verano -el de estar ahí para siempre y para todos-, no.

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