Pasó lo que pasó | Todo es eterno, nosotros también

El parque de San Lázaro de Ourense.
photo_camera El parque de San Lázaro de Ourense.
El análisis de lo que ha dado de sí la semana para la provincia de Ourense, con Antonio Nespereira

Entre llantos

Una semana en la que los difuntos son los reyes de la actualidad es una semana muy ourensana. Donde menos muertos hay es en los cementerios, vive Dios. Los estertores se oyen por Viana do Bolo o Carballeda de Valdeorras, por sus empresas moribundas, o por Covadonga y Vistahermosa, por sus rentas con aterosclerosis. Ya no molestan los que han hecho el tránsito, acaso reconfortan sus recuerdos y duele su ausencia, pero no estorban. A Ourense le sobra sitio para los vivos, dada la desertización del territorio, pero es una pena que no lo tengamos para los muertos. De los 908 camposantos de la provincia 407 se encuentran al 90% de la capacidad. La muerte es una industria en sí misma y en Ourense no estamos para perder oportunidades de negocio. Que si las flores, que si la funeraria y otros etcéteras. Lógico que en Expourense se organice la feria Funergal, a nadie se le ocurriría montar un Nataliciogal. Qué sarcasmo: primero convertimos las escuelas en velatorios y ahora las urbanizaciones que programan los concellos son torres de nichos con vistas a la lápida con la placa del nombre, la fecha del óbito y los tuyos no te olvidan. En Ourense solo coinciden los extremos, que se tocan. Hemos cambiado un llanto por el otro. El del niño cuando nace por el de la familia que derrama lágrimas por el ausente. 

Somos eternos

Pero aquí se vive mucho y posiblemente bien, como demuestran los datos de esperanza de vida. Solo tres países (Japón, Suiza y Corea del Sur) mejoran los 83,7 cumpleaños que celebra el ourensano medio. Es una ventaja y tal vez hasta una marca a explotar en el futuro. Al modo de “venga y viva en Ourense, donde todo se eterniza, empezando por usted”. No sé, es una idea, sin más. La tranquilidad, la alimentación, la más que aceptable sanidad y otras variables influirán en esa estadística. Esta tierra, a la que queremos y denostamos casi por igual, nos da de vez en cuando motivos para el brindis. Con licor café, por supuesto, que puede ser nuestro grial, el elixir de juventud.  Le ganamos por goleada al sake japonés y al soju coreano. A ambos brebajes hasta le batía aquel vino turbio que ponían en las tascas. Fue eso lo que permitió a nuestros nonagenarios llegar hasta hoy

Como Arrabal

Una de las cosas que también nos define es nuestra capacidad para divertirnos, como se ha demostrado en los eventos de esta semana, se evidenciará con el magosto y se certifica cada entroido. Conviene desmentir antes de que sea tarde de que la diversión la haya inventado Jácome, aunque sus chanzas son para celebrar. En realidad nada de lo que hace o dice es para tomárselo en serio. Sí se le puede atribuir al alcalde ser el visionario que retransmitió una cogorza por la tele, cuando aquel magosto de sus desarrapados, trasegando e intentando no perder la vertical, como queriendo reeditar la melopea de Fernando Arrabal en el debate sobre el milenarismo. Lo que sí hay que ensalzar es lo baratos que salen los eventos que organiza el Concello, incluso gratis, porque no los paga o los procrastina. Esta semana supimos del pufo de las luces de Navidad y las fiestas del año pasado. Usted compre, luego ya verá cómo paga, decía un vendedor ambulante para atraer a la clientela. Usted contrate, alcalde, que lo que importa son las fiestas. Y que Dios se lo pague, porque el Concello ya vemos que no lo hace.

Las facturas

Para facturas las que pasa el BNG a costa de que su único diputado en Madrid, Néstor Rego, vote la envestidura de Pedro Sánchez. El nacionalista pidió y pidió hasta que los socialistas le dijeron “y dos huevos duros”. Fue entonces cuando recogió la cosecha, la metió en el zurrón y la vendió del Padornelo para arriba. Entre lo más vistoso, reducción del peaje de la autopista que se paga entre Silleda y Santiago. El Gobierno tiene en la provincia  importantes inversiones pendientes, algunas hasta ajadas de tanto sobarlas, pero la cosa va ahora de reducir el coste del viaje a Compostela. A Rego no se le puede pedir más, solo es él en el universo nacionalista del Congreso donde otros se papan lo gordo porque son más. Ahora bien, si a Sánchez no le fuese imprescidible su voto, el interés por beneficiar a Galicia sería justito.

El portafotos

Pedro Araújo, en su despacho.
Pedro Araújo, en su despacho.

Pedro Araújo regresa al decanato de la Facultad de Ciencias del campus de Ourense. Recuncó más de una vez en el mismo cargo y le quedaron ganas de ponerse de nuevo al timón. Cierto que no suele haber muchos candidatos para este tipo de cargos, como la presidencia de la comunidad de vecinos. En materia de investigación esta facultad se coló en el top 15 mundial en Tecnología de los Alimentos y entre el top 300 de Ingeniería Agraria, lo que le da lustre y un chute de autoestima a un campus casi siempre citado para mal. Araújo pasa a ser de nuevo la cabeza visible de un centro que no debiera bajar de este nivel. Y de ahí para arriba, qué menos.

En una entrevista publicada en este periódico, entre otras cosas, dijo: “La sociedad tiene que visualizar que aquí somos capaces de formar a futuros profesionales porque tenemos muy buenas capacidades (…) En provincias también hacemos cosas muy bien”. Este tipo de afirmaciones tienen algo de desahogo en el diván, valen para echar penas fuera, pero no le sabemos aplicar la terapia correcta. Por ejemplo, él es un experto en termalismo y geotermia, recursos generosos aquí pero que no espabilan. En provincias a veces hacemos las cosas bien, a veces simplemente no las hacemos.

Al poner la lupa

Penouta
Penouta

No se forraron los buscadores de oro

En la fiebre del oro de California no se forraron los buscadores, sino los vendedores de picos y palas. En la mina de Penouta temen los trabajadores un cierre de la explotación, no los grupos ecologistas de piel muy fina que presentaron una denuncia por supuestos problemas ambientales. En la comarca de Viana do Bolo no son muchas las oportunidades de desarrollo. Hay un centenar largo de empleos directos en peligro, muchos más indirectos. Los denunciantes quizá propongan como alternativa económica a la comarca vivir todo el año de la androlla, el entroido, el turismo rural y las rutas de senderismo. Eso si no hay denuncia vegana por la utilización de la carne para el famoso embutido de la comarca. Viana no pretende ser la nueva California, a donde miles de personas emigraron a mediados del siglo XIX atraídos por el señuelo de hacerse ricos con el metal. Aquí solo se trata de vivir, incluso solo ir tirando gracias a la mina de niobio y tantalio.

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