Aplausos, vítores, cánticos religiosos y un Cumpleaños Feliz. La Virgen de Os Milagros vivió su día grande rodeada de centenares de devotos que desafiaron las inclemencias metorológicas para cumplir con la tradición de honrar “á nosa naiciña” y “Virxe do Monte Medo”. Entre los feligreses, fervor y adoración a la Santa. También llantos de emoción tras un año y medio complicado marcado por una pandemia que impidió a muchos acudir en 2020 a este santuario para dar rienda suelta a su fe.
Después de conmemorar en la noche del martes el emblemático Rosario de las Antorchas, los actos litúrgicos se retomaron este miércoles con la eucaristía solemne del día grande en Os Milagros, que fue oficiada por monseñor José Rodríguez Carballo -concelebró el superior general de la Congregación de la Misión Padres Paúles, el padre Tomaz Mavric, y el asistente general, padre Aarón Rodríguez, para cerrar la celebración de los 150 años de los Paúles en el Santuario de Los Milagros- . La misa comenzó a las 12,00 horas del mediodía y, a pesar del tiempo desapacible, religiosos llegados principalmente de la provincia, pero también de otros puntos de la Comunidad Autónoma, ocuparon, entre paraguas y sillas plegables, el recinto exterior del santuario durante algo más de una hora y cuarto. “Gracias por desafiar a la lluvia y al covid y visitar a nuestra madre”, agradecían, desde el balcón del templo, los párrocos que oficiaban la ceremonia.
Finalmente, la imagen de la Virgen de Os Milagros, escoltada por los sacerdotes y las fuerzas y cuerpos de seguridad, recorrió el jardín del santuario para acercarse a los fieles: algunos marcharon detrás de ella, otros prefirieron rezarle haciéndose a un lado. En el paseo se escucharon vítores, aplausos y salves a la Virgen y, además, hubo un momento para dedicarle un Cumpleaños Feliz.
Al término del encuentro, muchas eran las fieles que no podían ocultar el llanto de emoción por volver a reencontrarse con la Santa. “Desde niña mis padres me traían y sigo viniendo todos los años. Le tengo mucha fe y esto es algo que me emociona, la verdad”, aseguraba Flori Varela, de Ourense. “Siempre que le pido algo me lo concede, me ayuda. Hoy -por ayer- aproveché porque necesito un favor especial de ella, y seguro que me lo concede, como siempre”, añadía.
Raquel Mosquera, de Maside, era otra de las fieles que terminaba la eucaristía emocionada: “Para min é moi especial, emocióname”, reconocía la devota, que acudía a la eucaristía con su hija Raquel Casares: “Eu comecei a vir cando enfermou o meu abuelo. No 2006 faleceu sen dor ningún. O meu irmán tamén estivera mal, un ano e medio de baixa, e hoxe está moi ben”, aseguraba la joven.
Desde San Cibrao, Raquel Fernández acude a Os Milagros todos los años. “Normalmente vimos todos os anos menos o pasado que non se puido pola pandemia. É algo que fago case por tradición porque de pequena viña cos meus pais e seguimos facéndoo. Aproveitei para pedir polos fillos, sobre todo”, comentaba. Desde Caldelas de Tui Flora Canoso lleva haciéndolo cinco años: “Me gusta esta Virgen, es muy bonita y este entorno también”.
