Asfalto y bloques de cemento

Todo era ruido en aquel instante, donde el aire cambió de color. Las excavadoras surcaban como cucarachas por el interior de la montaña. Ya no hay aves que vuelen tan bajo. Ni animales que corran por el campo. Todo se ha perdido dentro del asfalto. Veo sólo bloques de cemento. Terror mártir brilla a través de los ojos. Risas de purgatorio llenan mis benditos lamentos. Porque tal vez yo también sea partícipe de esta malévola sociedad.
Ráfagas rojizas volando a través de mi torturada mente. Ardientes infiltraciones, sangre potente surgiendo enervados terroristas tratando de determinar nuestro sino. A veces siento que el mundo se mueve muy rápido. Que la vida es realmente áspera. Maligna ulceración que el cuerpo no puede escapar. Cada vez entiendo menos lo que se cuece a mi alrededor.

Veo tristeza, desolación. Mujeres que lloran en soledad deseando no volver a oír el familiar ruido de las llaves de la cerradura de su casa. Abusos sexuales a menores. Pornografía infantil. Violadores que campan a sus anchas por la calle tras haber ’marcado’ para siempre a numerosas mujeres. Llantos. Dolor. ¿Y la política? ¿No hay manera para limar los enconamientos políticos? Analizando la actual situa ción de la política española tengo la sensación de estar viviendo una película mal doblada, en la que el significado original se distorsiona hasta límites insospechados. En la que los personajes (léase políticos) olvidan su verdadero papel, su auténtica interpretación de los hechos. Es decir, en la que todo se basa en equívocos, raros juegos de palabras y tortuosas frases. Eso es el real significado de nuestra política en general actualmente. Un panorama desolador y me atrevo a decir que a nivel estatal tenemos un buen puñado de políticos de cartón. Densas nubes sin color afloran mis oscuros pensamientos. En estos momentos mi cerebro se siente como un puré de patatas ante lo que ve y oye. En fin, que ando perdido, desorientado y estupefacto ante tanto desatino.

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