Ahora que nuestros políticos van a prometernos todo lo imaginable, nos gustaría que empezasen por lo que nos afecta y es realizable.
La carretera de Amoeiro (OU-0526), pasa por Vilar de Astrés, fue teóricamente arreglada hace unos años para mejorar su seguridad. Es rara la semana en la que no se producen uno o varios accidentes, algunos, con víctimas mortales y todos con cuantiosos daños económicos. Esos accidentes, de los que es difícil llevar ya la cuenta, se concentran en los dos kilómetros y medio que van desde Eiroás hasta el pueblo de Vilar de Astrés. Es evidente que el firme no reúne las condiciones para la circulación y cuando caen las primeras gotas de lluvia se convierte en una macabra lotería. Lo deseable sería que la Diputación Provincial revisase el firme y lo cambiase, pero mucho nos tememos que eso sea pedir demasiado. Lo que sí puede hacer la Diputación, y urgentemente, es reponer las bandas de protección metálicas arrancadas por los sucesivos accidentes.
A escasos metros de la señal que marca el kilómetro 2 se produjeron, sólo en las dos horas que van desde las seis y media a las ocho y media de la tarde del viernes 24 de agosto último, tres accidentes graves en el mismo punto y como la banda de protección estaba ya medio arrancada, el resultado es que el tercer vehículo quedó colgando y ya no queda banda de protección. Con la próxima lluvia el siguiente vehículo que tenga la desgracia de salirse de la vía en ese punto está condenado a muerte, pues se despeñará en una caída de más de doscientos metros. Ignoramos el número de muertos que resulta tolerable para la Diputación, o si tendremos que empezar a llevarla a los tribunales. En todo caso reiteramos nuestra urgente reclamación. Los votos se deciden por cosas así. Las tonterías metafísicas de las que se ocupan los políticos nos importan un bledo.
A escasos metros de la señal que marca el kilómetro 2 se produjeron, sólo en las dos horas que van desde las seis y media a las ocho y media de la tarde del viernes 24 de agosto último, tres accidentes graves en el mismo punto y como la banda de protección estaba ya medio arrancada, el resultado es que el tercer vehículo quedó colgando y ya no queda banda de protección. Con la próxima lluvia el siguiente vehículo que tenga la desgracia de salirse de la vía en ese punto está condenado a muerte, pues se despeñará en una caída de más de doscientos metros. Ignoramos el número de muertos que resulta tolerable para la Diputación, o si tendremos que empezar a llevarla a los tribunales. En todo caso reiteramos nuestra urgente reclamación. Los votos se deciden por cosas así. Las tonterías metafísicas de las que se ocupan los políticos nos importan un bledo.