charo castells vila

n n n¡Buena persona! Inteligente, estusiasta, culta, trabajadora, simpática... ¡a tu aire! Imprevisible ¡sí!, ¡guapa! Te recuerdo, así, desde mi llegada a Viana. Cuántos años ya desde que puse los pies en tu tierra natal, casi mía también. Siendo yo una 'rapaza' congeniamos desde el primer momento. De cuántas cosas hablamos ¡cuantísimo nos hemos reído! Cuánto me quisiste... yo a ti también, ¡mucho!
¡Imprevisible Charo! Para que Moncho, tu hijo, no se hiciese piloto (lo que entonces quería), como tu marido había fallecido, realizamos un vuelo, lo convenciste para que estudiase medicina y tú, con él, estudiaste otra carrera... Charo, imprevisible.

Charo, escritora, conferenciante; Charo, neuróloga; Charo, viajera; llevando a su tierra por todo el mundo. ¿Recuerdas? Tus interacciones con Curros, con tu profesor Otero Pedrayo. Tus alternancias con Francisco Vázquez, en A Coruña. El Parnaso, en tu memoria. Nuestras andainas literarias.

Comenzando el otoño, en La Región, 27 de octubre, la noticia, triste, muy triste, de tu vuelo por el cielo azul, de esta España nuestra... Volarás, rauda, para encontrarte con tus otros seres queridos, para conversar con tantísimos amigos . Tu espíritu volando y tu cara morena, con tus ojos y amplia sonrisa, descansando en el cementerio de S. Amaro, en tu Viana.

Sentimos no estar ahí, para estar contigo. En la distancia, también se puede estar muy cerca y, nosotros, estamos muy a tu lado, y muy próximos a tu familia, especialmente, a tus hijos, Charitín y Monchiña, ¡os queremos!

Charo, te envío la mejor rosa, cultivada con todo cariño e ilusión en mi corazón. Para ti, Charo.

Te puede interesar
Más en Cartas al director