la filantropía la caridad a la utopía

Le visité en tiempos difíciles cuando se debatía en la soledad con su conglomerado de ideas y ocurrencias mezcladas en una atmósfera cuya realidad se daba en su cabeza. Le tuve por amigo y conmigo era capaz de desahogarse, ya que en su situación lo necesitaba. Silva era un hombre grande, con fe e ilusión fuera de serie, llegando a confundir deseos con realidad. A los hombres grandes como él sólo la Historia los juzgará.
Persona irrepetible e iba a decir que inimitable porque las imitaciones siempre son malas. Su ilusión contagiaba, sus ideas entusiasmaban y su vida, personalmente muy austera, era encomiable, moviéndose en 'sus' parámetros. Personalmente obraba con 'su' conciencia sensible a las injusticias, a lo que juzgaba dictaduras o todo lo que supusiese ataque a sus muchachos. Aquellas torres humanas que hacían sus chicos en pro de la paz fue todo un signo en muchas partes del mundo.

El Obispo Temiño, comprendía muy bien su fe y pasaba muchas tardes sin horario hablando con él, le consentía cosas increíbles como aquella tarde en San Pedro de Rocas en la que abriendo el sagrario observó que tenía allí una hogaza de pan normal consagrado. Don Ángel dio media vuelta y dijo: 'No he visto nada,¡cómo eres Silva, cómo eres!'. En otra ocasión el Obispo le preguntó si decía misa todos los días siendo así que andaba siempre de viaje. 'Hasta en el avión, señor obispo', le respondió. Tal vez por la comprensión que siempre le manifestó pasó ante su cadáver un buen rato de rodillas.

Su vida quedará en la historia dando acogida a tantos niños que lo necesitaban. Y han sido muchos los que pasaron por Bemposta, llevaron el nombre de Ourense por todas partes marcando un hito el Circo en muchas partes del mundo. El primer golpe lo recibió del gobierno de Tierno Galván en Madrid y se fue refugiando en otros países. Sus amigos de última hora han sido aquí pocos y más bien de fuera. En su patria chica a veces fue incomprendido, porque a muchos les fue difícil comprender su utopía, filantropía y en suma su caridad para con la juventud más necesitada del mundo.

En él descubrí su grandeza de corazón. Mal le conocían quienes pretenden encasillarle en ciertas ideologías. Le escuché mil veces que mucho antes de nacer Marx, Lenin, Fidel o Chávez y Ortega existió Cristo, que nadie tiene que aprender de ellos. Ese era Jesús Silva, el 'Padre Silva' sin calificativos

Descanse en paz quien había nacido en Ourense(25 de enero de 1933) y ordenado sacerdote(25 de marzo de 1957) y donde falleció. Estudió en el Seminario de la diócesis y en la universidad de Comillas en Santander.

De todo corazón, mi plegaria hacia un amigo que obró gastándose y desgastándose por los demás. Dios, en quien creía, le juzgará con otros criterios distintos a los nuestros valorando su abnegado trabajo en la tierra.

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