Es probable que el Ayuntamiento de Madrid no haya sido el único estafado por la compra de material sanitario a precios desorbitados, en los primeros meses de la pandemia, y es bien seguro que los “listillos de turno” se han lucrado a costa del erario público y de la extrema urgencia del momento.
Las mascarillas más caras que se pueden encontrar en el mercado, procedentes generalmente en Asia, tienen mucho que ver con los “más caras”, con los caraduras de tomo y lomo que salen como setas en determinados momentos, como ha ocurrido y seguirá ocurriendo en este país mientras no existan los debidos controles que impidan enriquecerse a los amigos de los primos de los primos, a costa de los primos que somos todos nosotros, y que acabaremos pagando, con los impuestos, las facturas engordadas.
Hay que tener mucha cara para vender a los ayuntamientos las mascarillas mucho más caras, y a los demás se nos queda cara de tontos al ver cómo se lo lleven crudo.
¡Menuda jeta tienen algunos!
