Mi familia ha sido víctima de un timo, ha sido engañada a través de promesas no cumplidas. Nuestro padre, de 82 años, fue rechazado a las puertas del quirófano después de permanecer casi veinticuatro horas hospitalizado, por un fallo inexplicable de programación quirúrgica. Y es inexplicable porque nadie nos dio a conocer cuáles habían sido los motivos de tal desprogramación. ¿Cuánto ha costado este ingreso inútil? Sabemos que estos casos no son excepcionales y que se están dando con demasiada frecuencia. Que son el reflejo de una deficiente gestión sanitaria que trata a los usuarios como gente sin derechos.
Toda mi familia contribuye a los Presupuestos Generales del Estado pagando religiosamente sus impuestos. Y es a través de estos presupuestos como se financia la sanidad pública, es decir, nosotros ya hemos pagado. ¡¡Nos han timado!! Nos golpean nuestras mentes las posibles causas de esta ineficiencia: será que los tiempos de quirófano están mal repartidos y se mima alguna especialidad más que a otras; será que ante el miedo a que se prolonguen las intervenciones programadas a última hora de la mañana los quirófanos dejan de funcionar prematuramente; será que no aprovechamos debidamente el horario de mañana porque tenemos que atender otros intereses en horario de tarde; será que los costosísimos quirófanos permanecen cerrados la mayor parte del día, siendo rentabilizados sólo en horario de mañana. Sea lo que sea, parece multicausal. Pero en lo que todo parece coincidir es que la sombra de la mala gestión sanitaria y hospitalaria está presente.
Y un último 'será' nos vuelve a golpear nuestras mentes: será que en vez de gestores cualificados, se vienen ocupando estos puestos por criterios de afinidad política. Como siempre, desde siempre, unos por desconocimiento e ignorancia y otros por interés manifiesto, van a llevarnos de nuevo a la situación de sanidad con beneficencia que vivimos hasta la década de los setenta.
Y un último 'será' nos vuelve a golpear nuestras mentes: será que en vez de gestores cualificados, se vienen ocupando estos puestos por criterios de afinidad política. Como siempre, desde siempre, unos por desconocimiento e ignorancia y otros por interés manifiesto, van a llevarnos de nuevo a la situación de sanidad con beneficencia que vivimos hasta la década de los setenta.
