REFORMAS SISTÉMICAS

No parece que los políticos hayan escuchado voces tan autorizadas como la del presidente del Banco Central Europeo, señor Trichet, sobre la naturaleza de la crisis actual. Se trata de una crisis sistémica y no solo coyuntural. Ello no requiere practicar una política de 'tierra quemada', sino una terapia radical con aquellos factores que dificultan y obstaculizan el funcionamiento del sistema. Las jubilaciones suculentas son sólo un cuento para dormir mejor.
Creo que estaríamos en un error si circunscribiéramos la crisis a sólo lo económico y a lo financiero. Soros y otros liberales lo tienen fácil: inyectar más dinero de los ciudadanos para engordar los intereses privados. Algunos políticos, conscientes de que no pueden seguir perdiendo batallas, se oponen con fuerza al trasvase del dinero público a los bancos si no hay reformas sistémicas profundas del sistema financiero. Los políticos no disponen de la fuerza suficiente para enfrentarse a los poderes económicos. Su sistema de organización, el sistema electoral les hipoteca la voluntad de rebelarse contra los poderes económicos. ¿Les seguirán dando los ciudadanos su confianza para que sigan apretándoles el dogal? Se trata de una crisis del sistema social y del sistema político.

La transición fue alumbrada y se consolidó en un clima social de temor y esperanza. Temor a hacer resucitar los demonios que nos llevaron a la Guerra Civil y esperanza de construir una sociedad más justa, más solidaria, más democrática. Las diversas tendencias ideológicas que participaron en la reconstrucción de la esperanza no se esforzaron por igual en la consecución de cada uno de los objetivos de las esperanzas del sistema democrático. No fue fácil conjugar las prácticas del autoritarismo heredado con las aspiraciones de justicia y solidaridad de la mayoría de la población. Las tesis actuales del neoliberalismo económico son sólo una etapa de los proyectos del capital. Algunos sociólogos equiparan esta situación a la que padeció Alemania en los años treinta. Los recortes de los servicios públicos comenzaron siendo 'sólo' reorganizaciones de los servicios y terminó eliminando a aquellos ciudadanos que 'sobraban'. Eran los ancianos, los pobres, los enfermos incurables.

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