LOS REMIENDOS DEL CHOU

Mis más sinceras felicitaciones a los ciudadanos de la vecina provincia de Lugo que están estrenando un Hospital completamente nuevo.
Se ve que cuando sus gobernantes decidieron lo hicieron en función del mejor interés de los gobernados. Sin embargo, cuando nuestros gestores sanitarios y políticos decidieron, me estoy refiriendo a los de Ourense, no siguieron el mismo criterio, parece que el interés o los intereses fueron otros... de manera que nos condenaron al remiendo sin fin, continuo. No vayan a pensar que fue por ahorrar, porque ya desde el principio se sabía, y los presupuestos manejados así lo atestiguan, que los remiendos iban a salir mucho más caros que hacer un hospital completamente nuevo. Así, condenados al remiendo, el último episodio es la necesidad imperiosa de desalojar las dependencias del edificio de Toén, el que alberga a los pacientes psiquiátricos crónicos; necesidad que deriva del mal estado del edificio, mal estado que no obedece a que haya ocurrido un terremoto, o cualquier otra catástrofe inesperada e imprevisible que lo haya destruido, sino que esta situación se veía venir desde hace mucho, mucho, tiempo.

Era por tanto previsible que la situación actual llegase (de hecho se llegó a plantear un edificio en el terreno de Piñor), y sin embargo, se esperó pacientemente, para ahora tener que remendar de modo precipitado. El remiendo decidido es ubicarlos en el edificio del Hospital de Piñor, que hasta ahora se destinaba a pacientes de Medicina Interna, y que recordemos fue cerrado en verano con la excusa de unas obras de mejora, obras que hay que rehacer para adaptarlo a los nuevos inquilinos.

Obras, obras, obras, el cuento de nunca acabar. La provisionalidad hecha permanencia. Mientras tanto, las 71 camas de Medicina Interna que tiene Piñor habrá que inventarlas en otros lugares, lugares que distan mucho de estar en condiciones óptimas; no es ninguna novedad que el edificio del Nai no está en su mejor momento y de que tiene sus días contados. Quizás no tarde mucho en encontrarse como está hoy Toén: remiendos, remiendos y más remiendos. No hay duda de que para una óptima organización del trabajo del servicio de Medicina Interna, es mucho más operativo evitar la dispersión de los pacientes y de los médicos.

Pero si lo que queremos es lo óptimo deberemos replantearnos la posibilidad de construir un nuevo hospital y no dar esta batalla por perdida. Lo dicho, pues, mis más sinceras felicitaciones a los ciudadanos de Lugo, y mis más sentidas condolencias a los de Ourense, condenados al remiendo y la provisionalidad perpetuas.

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