Arte et alia

Xosé Rivada con Gil Romaguera y Lloréns en Visol

Lloréns, Rivada y Gil Romaguera posando ante sus obras.
photo_camera Lloréns, Rivada y Gil Romaguera posando ante sus obras.

Ya desde el acceso a la Galería de Arte, el pequeño escaparate anuncia la gran exposición de verano en Ourense. Es “Punto y aparte”, en Visol, una exposición de arte que aúna creatividad en sus tres artistas. Ideada específicamente para la sala de la galerista MaryCarmen Vidal, que recibía hace unos días un reconocimiento póstumo para su hermano, el artista Vidal Souto, cuyas grandes esculturas sostienen, cual Boaz y Joachin, este templo del arte. El escultor y pintor de Verín Xosé G. Rivada, tan dinámico e internacional, consiguió reunir hace unos meses a Ricardo Gil Romaguera, pintor de Alcàsser/Valencia, y Joaquín Lloréns Santa, escultor de Caudete/Albacete, para la sala municipal que coordina en Monterrei, en el heráldico baluarte que domina el valle de las tierras de Verín, oficiando asimismo de curator para esta propuesta en la capital provincial. Mas ahora participa, compartiendo el espacio expositivo.

Entramos. En el más amplio de los tres espacios de la Galería nos reciben, alternándose, cuadros de Gil y esculturas de Lloréns en pedestales. Una pieza de este, pintada de intenso rojo, nos hace detenernos de pronto... La sorpresa del acento cromático, en la hoja de metal que se curva/incurva resulta hipnótica. Ante la escalera, que da paso al segundo espacio otra escultura con formas en las que podemos ver un casco de barco, cual ilusión de verano parta los ojos de un ser del interior, por más que la evocación de un arado podría ser más apropiada, nos predispone hacia esta zona de honor, que preside en la pared laterítica del fondo un gran cuadro flanqueado por dos esculturas, dos semicírculos en azul dispuestos en asimetría, y una expresiva ave en corten, colocadas ambas como buscando una simetría heráldica cual columnas de Herakles ante el gran lienzo. Ricardo Gil ilustra en sus obras la vitalidad del expresionismo abstracto, que él hace suyo para mostrar desde la fragmentación y la tonalidad armónica su variado mundo mental, e inspiración, aquí desde la botánica, siendo así un jardín abigarrado, en sus formas, sensaciones y olores, una sinestesia colaborativa. Ocho obras de pequeño formato en la roja pared completan el espacio ante la balconada, extendiéndose abajo en similar disposición, en la pared de dicho color con otras diez, y piezas escultóricas, una en rojo pedestal en cruz, con ángulos papirofléxicos, y otra, cual ave, al final de la secuencia pictórica, que cierra de forma conclusiva la aventura plástica de ambos reputados artistas en su primera visita a Ourense.

En el tercer espacio/escenario está Xosé Rivada con pinturas coloristas sobre la pared de pizarra, más oscura de tonalidad la central, de fondo amarillo las otras, en impulsivas pinceladas en las que domina el gesto. De las cinco esculturas sobre el parqué, de mármol las de los extremos, predominan las de formas femeninas, característica temática subyacente en el imaginario del artista, quien sabe crear sugerentes obras figurativas de formas con un punto de ternura. La central es una totémica y vacuna cabeza-máscara de madera/metal y verdosos cuernos. Una variada exposición que es toda una ejemplar panoplia plástica en la ciudad.

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