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El Arenteiro silencia Os Carrís

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photo_camera Carlos de Dios celebra el segundo gol del Arenteiro que marcó el delantero Igor Sevivas.
Barbadás
Barbadás
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Arenteiro
Arenteiro

La teoría en el fútbol vale para muy poco. Y menos cuando las jornadas son tan decisivas como le era esta, antepenúltima y con poco margen (o ninguno) para el error.

Llegaban, el Barbadás con el agua al cuello y el Arenteiro por encima, pero con la soga de los arrastres de Segunda B como una espada de Damocles. Salieron los primeros con pie y medio en la Regional Preferente y los verdes con los puestos de descenso directo eludidos y con buena situación para dejar un par de equipos por debajo y tener un inicio de verano tranquilo.

El derbi, como era de suponer, no brilló por la calidad ni el buen fútbol. Aunque a favor de ambos equipos se debe decir que el campo de Os Carrís, que este final de temporada va ser levantado y cambiará de superficie, está para muy poquitos trotes. Además, la presión de la clasificación también ayuda a que el juego no sea un desmadre.

El Barbadás, que tenía que ganar como fuera, salió con más mordiente ante un Arenteiro que no tenía prisa y que sabía que su momento tenía que llegar. Las ocasiones brillaron por su ausencia en la primera parte. Únicamente dos y para los azulones. Un tiro a bocajarro de Dani Arbo a los 13 minutos que salvó Pachi y ya en el tramo final un zapatazo de Martín Fernández que obligó a al portero de los carballiñeses a emplearse a fondo para desviarla a saque de esquina. El resto, más ruido que nueces.

La segunda parte fue otra historia. Primero por que apareció el más listo de la clase. Ese, en el Arenteiro es Rubén Arce. Solo se llevaban jugados tres minutos cuando peleó y robó un balón a Toni, que se confió en el despeje y con la derecha la clavó por encima de Rui Santos. Un golazo.

El Arenteiro había hecho lo más difícil. Pero todavía quedaba mucho que remar. Aunque cuando Igor Sevivas hizo el segundo a los 66 minutos lo vieron más cerca.

Minutos finales

Pero el campo de Os Carrís es muy traicionero. Y de un despeje en largo o un saque de portería se genera una buena ocasión de gol. Y el consiguiente sufrimiento. El Arenteiro lo padeció. Una jugada que se quedaron protestando por fuera de juego la aprovechó Caique para poner el 1-2 con veinte minutos por delante.

El Barbadás buscó la heroica pero no lo consiguió. Al Arenteiro no le llegaba el final del partido, máxime cuando el colegiado prolongó siete minutos.

Al final triunfo para los verdes, que les deja la salvación un poco más cerca. El Barbadás, nadó y nadó en las últimas semanas pero se va a morir en la orilla salvo que ocurra un milagro. 

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