El Ourense, una vez derrotado también el San Isidro, tiene el descenso directo ya a seis puntos

Brecha considerable

Jaime Moreno disputa la pelota con un defensor del San Isidro.
El Ourense ha abierto una brecha con respecto a la zona de descenso directo. Seis puntos le separan ahora del Marino, cuarto por la cola. Anxo, dos, y Lozano, goleadores.

Quinta victoria consecutiva del Ourense en el campo de O Couto. En esta ocasión, todos los condicionantes eran favorables para los ourensanos, para que el San Isidro se convirtiese en víctima propiciatoria. Bastaba con un soplo de viento en contra para que los tinerfeños plegasen velas y se desarmasen psicológica y moralmente. Así ocurrió.
A los ocho minutos triangula ron con velocidad Anxo y Jaime Moreno, y el primero, con la zurda, alojaba el balón en la portería de Fran Otero. Empezaba el vía crucis. Gabi Leis ni siquiera se levantaba para dar ánimos.

Daba la sensación que el Ourense había aprendido la lección y que no quería excesos de confianza. Daba la sensación, porque sí apareció en la segunda mitad esa desaceleración temida y el partido anduvo más al ralentí que a la aceleración esperada. Mucho dependía del rival, y aunque no se les puede negar el esfuerzo a los tinerfeños, lo cierto es que la estampa era la de un equipo varado, que tenía la certeza de morir en la orilla.

Incluso cuando vienen mal dadas... vienen mal dadas. Pensando ya en el descanso, Lozano fue desplazado en el área y el colegiado sancionó pena máxima en medio de las protestas generalizadas. Suspense en la ejecución. Lanzó Anxo, adivinó Fran Otero y el árbitro mandó repetir porque había entrado un rival en el área. Anxo ya no se paró a colocar, soltó un latigazo y marcó. Cerrado el trámite.

Mucho más cuando en la segunda parte Lozano remató casi sin oposición. Los rivales se miraron y únicamente despertaron al final con un gol de pasillos abiertos, porque varios jugadores locales ya se habían marchado antes del pitido final.

Brecha en la tabla, paso de gigante, pero esto no se ha acabado, queda mucho todavía.

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