El equipo albinegro no puede fallar en el derbi si quiere seguir dependiendo de sí mismo en la lucha por la Liga

El Burgas examina al Ponte

Pabellón Burgas y Ponte Ourense, juntos en la cancha central del pabellón de Os Remedios. (Foto: miguel ángel)
El Ponte no puede fallar y para el Burgas es el partido en el que más ilusión le haría no hacerlo. Un derbi apasionante en la cancha y que garantiza un ambientazo en las gradas. Un lujo para el deporte ourensano, que no está acostumbrado a ver duelos vecinales en competiciones del máximo nivel.
El cartel del favoritismo recae con rotundidad y sin excusas en el Ponte, pero conlleva el peso de la responsabilidad. El Ponte no puede fallar si quiere seguir dependiendo de sí mismo para aspirar al título de Liga pero tampoco puede permitirse un tropiezo por orgullo propio e institucional.

El Burgas pone en juego su plaza entre los ocho primeros, tiene que como aguinaldo al finalizar la Liga el billete para la Copa. Un botín meritorio y valioso pero que pasa a un segundo plano. Para el equipo entrenado por Manolo Codeso, los puntos del derbi sonarían a recompensa y a reivindicación. También a venganza después de un partido precedente en el que se quedaron con la sensación de haber metido la pata más de la cuenta y con la sensación de haber podido hacer mucho más.

El Ponte tiene la experiencia y el talento. Una plantilla con equilibrio en el grueso de los partidos y con pegada en los momentos importantes.

El Burgas apostará por la ilusión y la rebeldía que le ha permitido garantizarse el sobresaliente a mitad de curso y ahora aspirar a la matrícula de honor.

Un derbi imprevisible en el pronóstico e inexcusable para los aficionados al fútbol sala ourensano.

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