Seis largos meses tuvieron que pasar para que el Pabellón volviese a ganar en casa. Lo logró en el descuento, con la aparición del central Langa que recogió un balón no controlado por el portero Nico para poner el 2-1 ante el Arenal.
Los pabellonistas salieron más decididos y antes del 1-0, dispusieron de tres buenas ocasiones para marcar. Finalmente, apareció el olfato de Tumbeiro, que en un centro de Justino terminó picando el balón sobre el meta gijonés. La entrada de Italo dio vida al Arenal, que se encontró con el 1-1 con un tiro de Yun que parecía no llevar problemas para Bruno.
Esta situación supuso un golpe duro para el Pabellón, al que comenzaron a comérselo los nervios y sufrir las contras de su rival. El calor fue haciendo mella y el partido se rompió por completo. Antes del gol decisivo, los locales reclamaron una mano en el área del Arenal que el árbitro ignoró, algo que le sentó muy mal al presidente Paco Doforno. “Estoy cabreado a pesar de la victoria”. Lo importante, el Pabellón sigue vivo.
