Max Caldas: "Evolución sí, revolución no"

El campo de Mariñamansa, de estreno oficial estos días con el stage de concentración de la selección española de hockey hierba, marca un cambio de ciclo, una “evolución y no una revolución” tal y como explica el nuevo técnico, el argentino Max Caldas. Caldas llega a los “Red Sticks” tras un largo periplo en los Países Bajos, en los que entrenó a los combinados femenino y masculino, con los que sumó numerosos títulos internacionales, con el firme propósito de reverdecer los laureles de la selección española. Para ello y como parte de un proceso de acoplamiento a lo que serán las nuevas ideas del entrenador de San Isidro, 28 jugadores y un amplio staff técnico afrontan cinco días de preparación en los que el objetivo es “ir conociéndonos y viendo como trabajan todas las personas, establecer relaciones. Quiero saber como piensan y como se desenvuelven los jugadores a nivel individual y colectivo para ver como tenemos que trabajar. Es cierto que la parte deportiva es importante, pero en esta primera fase de acoplamiento en Ourense lo que queremos es ver la parte personal de los jugadores”. “Es un campo excelente” Para ello, las renovadas y mejoradas instalaciones de Mariñamansa. En ese sentido, Caldas afirma que “es un campo excelente. Además, todo el mundo que está colaborando con nosotros vive el hockey con muchísima ilusión y es algo realmente contagioso, muy positivo para todos. La ubicación es maravillosa y poder mirar a la montaña mientras entrenas es algo precioso. Todo el mundo nos está tratando genial”. En la metodología de trabajo, cambios para mejorar y crecer como combinado. “Considero que lo que tenemos que hacer como selección es una evolución y no una revolución. Las revoluciones no son siempre sanas y lo que hay que hacer. Creo que hay cosas que cambiar como en todos los equipos y estamos en ese proceso ahora mismo”, afirma el técnico argentino. Para ello, lo aprendido durante tantos años en los Países Bajos será fundamental. “Sí es cierto que aplicaremos algunas de las cosas que hemos utilizado en Holanda durante estos años, pero también lo es que no todo es aplicable. No es tanto lo que traes, sino las experiencias pasadas que te sirven para ayudar a tu grupo a ser efectivo, con tus aciertos y tus errores”. Ahora, un ciclo olímpico más corto, de tan solo tres años y con la mirada puesta en París 2024. Consultado sobre los beneficios o perjuicios de esta situación, Caldas cree que “es lo que es, no hay más. Ahora, la diferencia es que si conociese al grupo de mucho antes, los que están y los que vendrán, ya conoceríamos todo sobre los jugadores y ahora hay que ir descubriéndolo”. “No siento presión” A nivel personal, tras un buen ciclo con los Países Bajos, la palabra presión forma parte del vocabulario del entrenador a la hora de afrontar un nuevo proyecto. El entrenador argentino no cree que eso sea un problema ya que “la presión es algo personal que si la sientes puede hacerte perder el control. Los resultados son una consecuencia de muchas cosas que también tienen que ver con el contrario. La autoexigencia sí la tengo y pienso que todos tenemos que querer crecer, entender dónde estamos, a dónde queremos ir y el trabajo que tenemos que hacer para llegar hasta esos resultados. En presión no pienso ni un solo segundo”. Por delante, mucho trabajo y la Pro-League en 2022. “Ahora terminaremos este stage, tendremos otro en Madrid y después los entrenamientos del CAR en las tres sedes de Santander, Madrid y Barcelona. En enero, tras las vacaciones jugaremos tres amistosos y afrontaremos la Pro-League. Creo mucho en lo que tenemos y en lo que viene y pienso que podemos hacer algo importante”. Y un propósito a largo plazo. “Me gustaría ser protagonista todos los días en todas las competiciones. Ser ejemplo de los jugadores que vienen y vendrán y que crezca el hockey en todas las regiones”, concluye.