Una derrota esta noche ante el Prat podría condenar al COB a la LEB Bronce la próxima temporada

Ganar o rezar

El tropiezo de la semana pasada ante el Sabadell obliga al COB a no fallar ante otro rival directo, el Prat, si quiere seguir vivo en la lucha por mantener la categoría, o al menos tener alguna opción.
Ganar o rezar. No le queda otra a un COB que tuvo en la mano la salvación después de la abultada victoria ante el Gijón pero que se encuentra sostenido ahora por un hilo por culpa de la derrota ante el Sabadell.

Ganarle al Prat podría otorgar la permanencia definitiva, pero la derrota podría suponer el descenso. En ese caso, lo primero que harían los ourensanos sería mirar de reojo a Palencia. Un triunfo palentino supondría el descenso virtual. Después tocaría mirar a Almería. Un triunfo allí del Cornellá acompañado de una victoria del Palencia sería el descenso matemático. Todo o nada, el alivio absoluto o la desgracia irrevocable. Todo en hora y media de baloncesto en la que el COB se juega su futuro en tres pabellones distintos.

Las sensaciones dejadas en el último partido no podrían ser peores. Las de un equipo zarandeado por un Sabadell descendido virtualmente, las de un equipo incapaz de aprovecharse de una afición volcada y de voltear un partido quizá definitivo. Pero si esas sensaciones son nefastas, las que dejaron los ourensanos echando la vista una semana atrás eran inmejorables. Las de un equipo capaz de maniatar a uno de los gallitos de la Liga durante 30 minutos y acabar sacándole del campo en los diez. La versión deportiva del doctor Jeckyll y Mr Hyde. ¿Qué COB se verá esta noche? ¿El del partido ante el Gijón o el del partido contra el Sabadell? Quizá de esa incógnita dependa el futuro del equipo.

Las variables sí podrían influir aunque no se antojan decisivas. Ahora toca jugar sin el apoyo del público, ante un rival que se juega lo mismo y con Moore a medio camino entre el partido ante los asturianos y el de los arlequinados. Ni cojo ni perfecto.

Muchas incógnitas y demasiado en juego. Es el momento de dar el do de pecho y saldar con orgullo una temporada para olvidar. El futuro del equipo y quizá del club está en juego en 40 minutos. A las diez y media se podría haber acabado la pesadilla o ser equipo de LEB Bronce.



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