Martín Lamelas, del Arenteiro: entre copas anda el juego

El ourensano Martín Lamelas, jugador del Arenteiro, se curtió trabajando en la cafetería familiar antes de dedicarse al fútbol a tiempo completo

"Estoy listo para la Copa”. Son palabras de Martín Lamelas (Ourense, 1993). El jugador ourensano del Arenteiro no oculta su felicidad. Después de un año natural complicado por las lesiones (una en el recto anterior  y complicaciones posteriores), el atacante ya ve la luz al final del túnel. Está entrenando al mismo ritmo que sus compañeros y oposita para tener minutos tanto este sábado en liga como en el “regalo” copero ante el Atlético de Madrid del jueves 22. “Tengo ilusión por vivir ese partido, que nos va a quedar para siempre. A mi entorno les daba pena que me lo pudiera perder. Me decían ‘tienes que llegar’, alguno incluso me comentaba que aunque terminase de ‘romper’. Pero yo no me marcaba plazos. Lo que me da de comer es la liga. Fui poco a poco, día a día. Y se dio. Eso sí, no tengo entradas para todas la peticiones. Es imposible”, explica.

Lo hace sentado en una cafetería que conoce bien. Está ligada a su vida. “Moncloa” era el negocio familiar, donde Lamelas se remangaba para servir cafés y copas “cuando no pensaba en dedicarme al fútbol a tiempo completo”. Ahora, sus padres lo han traspasado pero él frecuenta “O Fillo do Cándido” como cliente. “Antes de marcharme para el Bergantiños, para Carballo, estaba en el Ourense CF y luego venía aquí a echar una mano en el negocio familiar. Fueron prácticamente 20 años aquí metido, me salieron los dientes en este negocio. Ahora lo tienen Schuster y Becky, gente súper maja y además del mundo del fútbol. Siempre vengo por aquí”. Años de aprendizaje con la bandeja primero y el balón después.

EL CAMBIO

Hasta que hubo un “click” y el fútbol pasó a ser prioridad. Los buenos resultados y el gusanillo se unieron para dar un paso adelante. “Desde que disputamos el play off de ascenso a Segunda B con el Ourense CF empecé a disfrutar muchísimo del fútbol. No te imaginas cuanto. Entrenar por las mañanas, sentirse profesional... Somos unos privilegiados. Claro que se acaba, no vas a vivir toda la vida de esto. En estas categorías te da para vivir e ir ahorrando un poco. Pero hay que tener los pies en la tierra y saber pensar más allá. No me pongo ninguna meta, disfruto día a día. Lo que tenga que durar, que dure, luchando por estar lo más arriba posible”.

Pero Lamelas levanta la mirada para anticiparse al futuro. Le tocó sacrificarse e hincar codos y está a semanas de confirmar su licencia de maquinista de trenes. Para ello, un curso, un desembolso económico importante y unas cuantas alarmas a horas intempestivas para combinar pelota y libros en una profesión que le enganchó. “Todo surgió en esta misma mesa en la que estamos sentados. Tenía un amigo maquinista, Víctor Piñeiro, y le pregunté cómo iba eso. Llevaba mucho sin estudiar y quería preparar algo. Justo llegó la pandemia, nos mandaron en ERTE en el Ourense CF, pensé que el fútbol iba a pegar un bajón económico y había que buscarse un plan B. El Bergantiños tenía un proyecto serio, con un presupuesto de Segunda B en Tercera y con unas muy buenas condiciones para mí. Me fui, pudiendo estudiar, y tuve la suerte de entrar, al pasar las pruebas de acceso,  en las 20 plazas del curso que hay en Santiago”. 

Primer paso hecho. Pero quedaban más. “Hice el curso, aprobé, realicé las prácticas entre A Coruña y Ourense. Fui al examen del Ministerio de Fomento, que supone un corte muy grande, del 50%, y lo pasé a la primera. Y tuve el otro día el examen en A Coruña. Las sensaciones son buenas. Creo que lo tengo aprobado, aunque la nota sale a finales de enero. Sería ya maquinista, tendría la licencia. Y luego podría trabajar para una empresa privada o preparar la oposición de Renfe”.

Pasado, presente y futuro. Martín Lamelas desborda ilusión en el día a día. En el horizonte, una Copa para disfrutar, que ya le toca tras un año difícil. A saborearla.

“Espiñedo es Espiñedo y yo siempre salgo pensando en ganar”

A nadie le darían un Nobel por dar favorito al Atlético. Pero siempre hay “peros”, y hay precedentes en el torneo para dejar con la boca abierta. Por eso el Arenteiro sueña. “Salimos al campo pensando que podemos ganar.  Espiñedo es Espiñedo y el Atlético tiene que aterrizar. Si llueve, el campo, cambiarse en el vestuario pequeño... No es el Metropolitano. Hay que soñar. Ellos, con el Mundial, no están entrenando normal”, recuerda un Lamelas al que le gustaría llevarse la camiseta de Griezmann,  Joao o Morata.

“Al ser el negocio familiar, se trabajaba por dos si tocaba”

Cuando el fútbol era más un hobby que un objetivo profesional, Lamelas echaba horas en la cafetería de sus padres. La hostelería no deja prisioneros y nunca sobran dos manos para hacer el trabajo  “Hacía todo lo que puedes imaginarte, como cualquier trabajador. De hecho, hasta ‘curras’ por dos al ser negocio familiar. Cuando había que apretar, había que apretar”, recuerda. Compaginar como modo de vida. Después cambió la bandeja por los libros para desear que los días tuviesen más de 24 horas.

“Hacer prácticas en un AVE a 300 por hora es algo que impresiona”

El futuro del jugador ourensano está dentro de un tren. Ha invertido tiempo, esfuerzo y dinero en una ilusión que fue a más según conocía el mundo. Está en la recta final del proceso y ya sabe lo que es hacer prácticas en todo tipo de máquinas. “Del Regional al AVE. Ir destino a Madrid a 300 kilómetros por hora es impresionante. Es una responsabilidad muy grande. Te das cuenta que debes cuidarte, dormir, descansar y estar concentrado porque nunca se saber qué puedes encontrarte en la vía”.

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