FÚTBOL

Un ourensano en el staff de Pellegrini

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photo_camera Félix Fernández (derecha), junto al internacional argentino Lavezzi

Féliz Fernández Cao trabaja como preparador físico en el Hebei China Fortune que disputa la Superliga china a las órdenes del ingeniero chileno

Acaba de dejar la maleta en casa cargada de experiencias personales y anécdotas futbolísticas para felicitar a su madre por su aniversario. Se le nota feliz. Tras el abrazo materno, ya ha visto a sus antiguos compañeros de equipo y le ha dado tiempo a pasarse por la charla futbolística de Afiadores, con Fernando Currás de ponente, antes de coger a su mujer del brazo para tirarse en las playas de Filipinas en su luna de miel.

A Félix Fernández Cao le encanta el fútbol. Una pasión que transmite emociones y envidia a la par. Rememora sus inicios en el fútbol como jugador, sus periplos como preparador físico, un breve intervalo de tiempo como técnico y ahora como profesional de la Superliga China. Como muchos, el ha visto en el extranjero la oportunidad de crecer, de mejorar, de buscar un nivel de vida solvente y de vivir. Al final, vida solo hay una. La tranquilidad de La Coruñesa es el lugar idóneo para conocer sus treinta y tres años de vida y sus aspiraciones.

El frío marca los primeros comentarios: "Dímelo a mí. Que acabo de llegar de un viaje del otro lado del mundo y estaba mucho mejor". Realmente lejos: "En Filipinas, estuve de luna de miel con mi mujer, ahora mi esposa".

Está resfriado y ha notado el cambio de temperatura. Intercambia miradas por la ventana como anhelo de pasar en casa las vacaciones que le privaron los dos últimos años. "No he podido pasar las vacaciones de Navidades en casa porque hemos tenido casi tres meses de pretemporada. Con la llegada de Manuel Pellegrini se empezará la pretemporada en enero. Así que estas van a ser mis primeras Navidades en casa después de dos años".

Un Flas-Back a sus inicios

El guión de la charla ha empezado por el final. Sin quererlo, es obligatorio regresar al inicio. Félix Fernández Cao emergió de las categorías base del extinto Club Deportivo Ourense. "Era central y empecé a jugar en el CD Ourense hasta que llegué al filial".

La conversación se desvía: "A mí me tocó vivir aquellos años donde el equipo estaba en vacas flacas y los del filial subieron para reforzar la plantilla del primer equipo. Hablo de Yebra, Soares, Noguerol, Manu, Josu…" . Y él: "No, yo era el capitán pero no tenía las condiciones que tenían los demás. Era consciente de mis características. No era como Manu (jugador del Lugo). Era brutal. Se le veía y lo vieron. Se marchó en su primera temporada con el CD Ourense y míralo ahora. Un referente".

A este ourensano le tocó vivir la desaparición del club en Pontevedra. Causalidades del fútbol, o de la vida, el entrenador del actual equipo pontevedrés es Luisito mismo entrenador con el que enterraron al Ourense: "Estaba en Pontevedra estudiando y jugando y la verdad que me pareció muy triste. Fue una pena".

Retomamos el camino de su vida: "Me marché de Ourense para estudiar INEF en Pontevedra. Allí juego en Redondela con el Choco y poco tiempo en el Portonovo. Después me metí en un grupo de investigación de la universidad y empecé a encaminarme hacia la preparación física". Al acabar la carrera, le esperaba A Madroa: "Estuve en el Celta y alternaba con el juvenil, el cadete, depende. Pero estaba en una clínica allí en Pontevedra y era coordinador de sección. Era mucho trabajo". Decide cerrar la puerta de A Madroa y se encamina hacia los banquillos como preparador físico del Ribadumia. Precisamente, tras un movimiento en el banquillo, el ourensano es la cabeza visible del equipo: "Recuerdo que se fue el entrenador y me colocaron de manera interina. Fíjate lo que es el fútbol. Que a mí me había entrenado Peluso en el Ourense y precisamente, contra el Barbadás, entrenado por él, fue mi primer partido en Tercera División. Fue un espectacular 0-0", bromea.

El billete a China

Luis Casais, su mentor en el grupo de investigación en la Universidad de Vigo, le reclamó para el Wuhan Zall. A más de 16.000 kilómetros de su casa. Ilusiones por delante y un reto asiático que le motivaba. Su rendimiento le llevó a desembarcar en un equipo que ascendió a la Superliga China. Se fijaron en él. Lo querían. Y así se fue al Hebei China Fortune. Lavezzi o Gervinho acaparan los 'selfies' aunque este ourensano no se queda atrás: "Allí lo que a nosotros nos parece normal a ellos le sorprende. Por ejemplo, con los jugadores negros están siempre sacándose fotos y conmigo por ser rubio también". Una cultura difícil de describir con palabras porque "hay que vivirlo. Tardaba una hora y veinte minutos en ir a un supermercado moderno. Primero, metro y después autobús. Es cierto que debajo de casa tenía tiendas. Uno de los primeros días bajé y por ejemplo el pescado lo tienes que cazar en una especie de piscinas pequeñas".

El fútbol centra su rutina y tiene una opinión crítica para esta pasión en el continente asiático: "La inversión en el fútbol en China se está haciendo bien. Haciendo infraestructuras y desde la base enseñando a los niños. Pero llevan tres años, este es un proyecto a largo plazo. Se puede mejorar mucho más en el fútbol chino".

Los posos del café leen un futuro incierto para este ourensano que tiene el deseo de disfrutar de la familia como reto a corto plazo.

Anhela una renovación con el equipo. Su mujer le reclama por WhatsApp y Pellegrini también lo hará.

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