¿Se puede empezar mejor? No. Comenzó el campeonato de España de natación y lo hizo a lo grande para los ourensanos. El CN Pabellón estaba representado en una de las dos pruebas que alzaron el telón en la piscina Rosario Dueñas. Un cartucho, pero de los buenos.
Laura Pimentel no falló y tuvo el honor de estrenar el primer peldaño del podio, en los 800 libres. Para ella fue la gloria en el primer día de competición. Media hora más tarde, Adrián Mantas hacía buenos los pronósticos y se imponía en los 1.500 libres. El nadador del Ferca-San José se llevaba también una medalla de oro, pero el cupo de protagonismo ya estaba agotado. Era para Pimentel.
La ourensana se impuso en una serie que dominó desde el inicio. Salió bien, continuó mejor y acabó controlando la prueba. De más a menos, eso sí, pero con solvencia. Al paso por los 400 metros firmó su mejor marca personal con 4.32:24. Hasta entonces sólo Nuria Ciuro, del Terrassa, le hacía sombra. Parecía un mano a mano, pero no fue así.
La pelea por la plata
Pimentel se consolidó en la primera posición, en tanto Ciuro no pudo con el empuje de una Luisa Mar Morales extraordinaria en los últimos 200 metros. La canaria superó a Ciuro al inicio del último largo y tocó el muro con la sensación de que 50 metros más podrían haberle dado opciones de haber peleado por el oro.
Pero esa medalla tenía dueño. Esa medalla supuso la recompensa a muchas horas de entrenamiento, muchos madrugones y muchos sueños silenciosos. Esa medalla estaba cantada, era de la ourensana Laura Pimentel.
La ourensana se impuso en una serie que dominó desde el inicio. Salió bien, continuó mejor y acabó controlando la prueba. De más a menos, eso sí, pero con solvencia. Al paso por los 400 metros firmó su mejor marca personal con 4.32:24. Hasta entonces sólo Nuria Ciuro, del Terrassa, le hacía sombra. Parecía un mano a mano, pero no fue así.
La pelea por la plata
Pimentel se consolidó en la primera posición, en tanto Ciuro no pudo con el empuje de una Luisa Mar Morales extraordinaria en los últimos 200 metros. La canaria superó a Ciuro al inicio del último largo y tocó el muro con la sensación de que 50 metros más podrían haberle dado opciones de haber peleado por el oro.
Pero esa medalla tenía dueño. Esa medalla supuso la recompensa a muchas horas de entrenamiento, muchos madrugones y muchos sueños silenciosos. Esa medalla estaba cantada, era de la ourensana Laura Pimentel.
